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martes, 6 de diciembre de 2011

Tirano: Los hay más en la actualidad....



La simple expresión suena como a sarna en la piel de los valores humanos modernos. Al pensar en un tirano, pensamos en un personaje por completo autoritario, deleznable, ambiicioso y egoísta a más no poder. Mejor sumerjámonos un poco en las aguas de la historia para atemperar estos prejuicios.

El "tirano" favorito de la Historia de México es, sin lugar a dudas, Porfirio Díaz. Pero incluso sus detractores reconocen que sin su mano dura, sin sus habilidades políticas y sisn su capacidad de extender el poder sobre las instituciones y los sátrapas regionales imperantes en nuestro famoso y decadente siglo XIX, México probablemente hubiera pasado a la historia...literalmente hablando.

En épocas de la Grecia Clásica, donde la democracia hacía sus pininos en las inmediaciones de Atenas, el concepto de Tirano era un tando distinto; cuando menos, más amplio. Ciertamente se le denominaba tirano a aquella persona que de manera autócrata atraía hacia sí todas las facultades del gobierno y de la cosa pública. Pero también eran tiranos aquellos que, por causas de extrema necesidad o fuerza mayor (inminente pelígro, diríamos en la actualidad) asumen de manera temporal una centralización en la toma de decisiones. De hecho, había tiranos que con la venía de sus respectivas asambleas o senados acaparaban el poder y "sacaban al buey de la barranca". Julio César es el más famoso de todos, aunque haya trascendido los libros con el adjetivo de "dictatore", que a algunos les sonará análogo al término que nos referimos.

¿De qué viene todo este comentario previo? No se entiende la historia de un mercenario griego, protagonista principal de la novela de Cristian Cameron, si no entendemos el desarrollo del término. El protagonista principal no es el tirano, sino un mercenario contratado exprofeso para contribuir a la resolución de los problemas de la ciudad, cuyo jefé máximo es el titular de la Novela. Bonito juego de palabras: un mercenario colabora en al éxito de los planes de un tirano.

Kineas es un veterano de la guerra de Macedonia contra el Imperio Persa. Perteneciente al cuerpo de caballería de las huestes de Alejandro Magno, le corresponde participar en las batallas decisivas de la guerra. Tiene la fortuna de encabezar las cargas de caballería en las batallas de Issos y Gaugamela. Dado que es un mercenario y no un macedonio, es despedido a las primeras de la victoria, dejándole un amargo sabor de boca. Quería continuar con sus aventuras.

Con la fama que le precede, dado que es un veterano triunfador en oriente medio, Kineas es contratado (como mercenario de nuevo) para adiestrar a las milicias de caballería de una colonia griega en el extremo norte del Mar Negro.

La primera mitad del libro resulta entretenida al exhibir el devenir de nuestro estimado Kineas, por mar y por tierra, hacia la ciudad de Olbia. En el camino se vuelva amigo de un espartano, reúne a sus compañeros de guerra y enfrenta las hostilidades de los pueblos salvajes de la estepa asiática. Por azares del destino, conoce a una lideresa de uno de tantos clanes, de la cual, con el tiempo terminará por enamorarse.

Ya llegados a la ciudad de Olbia, los retos son innumerables: entrenar a los hijos de los nobles en la disciplina militar y los valores de la caballería. Efectuar misiones diplomáticas de importancia clave para la colonia griega, aguantar las veleidades y el mal genio del TIRANO, que fue quien lo ha contratado....pero sobre todo, enfrentar un peligro creciente de parte de Macedonia. Mientras Alejandro Magno permanece en asia menor, conquistando Bactria y el Indo, su cacique regional Zoprionte ha decidido conquistar la parte norte del mar muerto y sus magníficas estepas, prolíficas en la producción de trigo. Claro, todo en detrimento de Olbia, Pantepecum y las tribus escitas que cabalgan libremente por esos territorios. ¿Será capas Kineas de superar todos los retos, y lograr vencer en la batalla final? ¿El amor de una bárbara es el camino deseado para un Ateniense de cepa, filósofo y guerrero?

El libro es una buen tratado de estrategia militar, y aprenderán mucho de las formaciones clásicas de guerra de tiempos antiguos. A quienes nos gusta la novela histórica, este es el libro ideal para unas tardes amenas de lectura. Si por el contrario, eres de gustos que no abarcan la historia o la novela  militar, puede resultarte un tanto cansado por el cúmulo de referencias en griego y en otros idiomas antiguos. Puedes confundirte con la terminología.

No es una novela muy elaborada en su trama. De hecho, no se entrelazan historias. Simplemente seguimos la línea cronológica de Kineas y sus breves devaneos mentales, producto de sueños y visiones místicos y premonitorios. Cual pitonisa antigua, el rey de los escitas tiene un chamán que considera a Kineas la clave para que la alianza entre los pueblos de las estepas y los colonos griegos triunfe por encima de las falanges macedonias.

Christian Cameron no es un novelista, es un historiador. Y con este ejemplar nos demuestra que puede desenvolverse con solvencia en tales géneros literaros. Repito: con solvencia, no con maestría. De hecho, ya estarán a la venta los otros dos escritos con los que pretende completar una trilogía, aparte de TIRANO: TORMENTA DE FLECHAS y JUEGOS DE FUNERALES. Desde mi particular punto de vista, este libro es recomendable, con las precauciones del caso.

jueves, 17 de noviembre de 2011

“Por eso estamos como estamos”

¿Merecemos los problemas que estamos viviendo?imagen 2
Debo de advertir que la anterior exclamación debería de ir “entre comillas” en vez de ir con los evidentes signos de interrogación. Es muy dado en el lenguaje coloquial del mexicano atribuir a agentes externos a nuestro propio ser todas las desgracias y los sinsabores que atajan nuestra vida nacional, ni importar si hablamos del presente, del pasado…incluso del mañana.
Considero que el libro de Carlos Elizondo (titulado de la misma manera que este artículo) pretende romper con este primer prejuicio que subyace en el colectivo inconsciente del mexicano. Tenemos la situación que nos merecemos, porque simplemente tenemos el gobierno que queremos. Ahora sí. Nuestra participación ciudadana, nuestro espíritu crítico, nuestra participación – o no participación- en las elecciones y los procesos cívicos de importancia en la vida del país ha provocado, o simplemente ha permitido, que los políticos y los gobernantes actuales hayan tomado las medidas que en la actualidad nos perjudican o simplemente benefician de manera pírrica.
Generalmente, en los primeros semestres de una carrera universitaria, hay materias de tronco común, entre las cuales siempre existirán un par o más que llevan al análisis político y social de nuestra contemporaneidad nacional. Pues bien, creo que este libro cubriría con creces dicho espacio, superando el lenguaje coloquial de “echarle la culpa al gobierno” de manera fácil y poco argumentada.
¿Por qué tiene la culpa el gobierno?  ¿Por qué tienen la culpa los políticos? Este libro nos presenta el análisis y las conclusiones de Carlos Elizondo, con un lenguaje lo suficientemente culto para ser descriptivo y presentarnos “los pelos de la burra en la mano”, sin por ello caer en el academicismo de quien se dedica a la investigación, convirtiendo su diálogo en una glosa literaria de altura. Ni es un lenguaje vulgar (entíendase popular) ni tampoco cae en el academicismo petulante.
Para empezar, el análisis del libro describe la situación actual: somos un país con un crecimiento mediocre, con legislaciones atávicas que en buena parte impiden el desarrollo económico y social que necesita el país, un corporativismo político que se ha preocupado más por adquirir o recuperar el poder que en ejercerlo de manera responsable y productiva. Muchas de las instituciones que existen en nuestro México actual sencillamente no responden a las necesidades del México actual, porque fueron hechas para el México de otras épocas. Las políticas públicas de nuestros gobernantes pocas veces responden al deseo de poner al país un escalón arriba de lo que ahora está. Pareciera que la historia de México ha enseñado a los mexicanos que lo importante no es progresar, sino sobrevivir.
Hablando de historia, el Doctor Carlos Elizondo realiza una retrospectiva sobre la historia, la economía y la sociedad de México, a partir de la Independencia. Se demuestra cómo la irregularidad institucional, las diferencias ideológicas y la falta de un sentido de nación perjudicaron grandemente la constitución de nuestra nación como una patria en condiciones de poder integrarse de manera efectiva al concierto mundial. Respecto del porfiriato, el autor ataja las causas y los factores que se combinaron en esta etapa de desarrollo económico y desigualdad social, que a la postre acarrearían la simiente de la Revolución Mexicana.
Históricamente hablando, pareciera que nos hemos movido de manera pendular entre dos grandes políticas de organización estatal.  La fragmentación y la centralización. Cada una propició momentos de relativa estabilidad política, pero al mismo tiempo de ineficiencias administrativas que terminaron por auspiciar movimientos sociales que pugnaban por cambios: Los liberales defendían el federalismo, y los conservadores el centralismo. El federalismo propició que muchos estados no apoyaran al Gobierno Federal en la guerra contra Estados Unidos, y esa falta de fondos provocó un gobierno anémico permanentemente. Los gobiernos estatales tenían sus propios impuestos, los cuales se negaban a compartir con la federación. El porfiriato y el mismo gobierno posrevolucionario propiciaron un centralismo en los hechos, con un federalismo simulado. Esto provocó una relativa tranquilidad del país, al tiempo que las diferencias políticas e ideológicas eran castigadas con una mezcla de autoritarismo y represión.
En la actualidad, mientras vivimos en la merecida transición a la democracia, pareciera que regresamos a la otra parte del recorrido pendular. Los gobernadores, en tiempos del PRI, se sentían lacayos que obedecían. Ahora se sienten virreyes que mandan y controlan TODO  durante y después su gobierno.  Casi no cobran impuestos, pero tienden la mano para recibir abundantes participaciones federales. Y digo abundantes porque, como lo demuestra el libro de Carlos Elizondo, ahora los gobiernos gastan como nunca en la historia del país. Y si a esto agregamos que la nueva autonomía federal les ha dado la potestad de recurrir a préstamos mediante permisos autorizados o falsificados (Coahuila de los Moreira….perdón, ¡el verdadero nombre del Estado es Coahuila de Zaragoza!) caemos en la cuenta de que los nuevos “virreyes” tienen dinero como nunca en su vida, el cual no se ha transparentado de manera satisfactoria en cuanto a su uso. Hay demasiadas lagunas en la ley de transparencia que permiten bajo distintos argumentos reservar la información, cuando la política pública adecuada sería permitir que nos enteráramos de cómo se gastó HASTA EL ULTIMO CENTAVO.
En la segunda parte de su libro, el autor realiza un recorrido bastante interesante sobre porqué las reformas que tanto necesita el país no han podido llegar. Tenemos una democracia del siglo XXI con instituciones del siglo pasado. En tiempos del corporativismo unipartidista no se pudo modernizar al país institucionalmente hablando. Ahora que tenemos una democracia débil, con instituciones partidistamente fragmentadas, la rebatinga por el poder ha propiciado la inmovilidad. No tenemos siguiera un proyecto de país….tenemos varios. Muchas personas están de acuerdo en que incluso el país necesita una nueva  constitución, que proponga un nuevo modelo de país. Pero con estos legisladores, provoca pánico el siquiera pensarlo.
En fin, somos un país de monopolios, sean públicos, privados o sociales. Somos un país de desigualdad económica con un grupo de privilegiados una masa creciente de personas a las que cada vez les cuesta más trabajo ascender en la escala de la movilidad social. Somos un país donde se privilegia la “palanca” en vez del mérito. Y hablamos tanto a nivel privado o público. Lo que importa es cómo y con quien te relacionas….poco importan tus capacidades y tus méritos personales.
No todo son malas noticias. En la parte final del libro, al autor nos propone, a manera de síntesis una serie de temas que, debidamente modificados, podrían constituirse en las políticas públicas que propiciaran que nuestro país diera ese salto de calidad que otras naciones acertadamente están proyectando. El Doctor los llama “los temas de la Agenda”. Me permito parafrasearlos para una mejor comprensión:
1.       Regular mejor las actividades que afectan el proceso de toma de decisiones en el Congreso, con reglas claras y efectivas que permitan prevalecer el interés de los votantes por encima de los intereses partidistas o corporativos.
2.       Reformas electorales que permitan premiar a los buenos funcionarios y a los ciudadanos poder participar en la política sin pertenecer a un partido.
3.       Modificar las reglas del juicio de amparo, para evitar los abusos.
4.       Una reforma laboral que actualice y haga competitiva, sin perder el sentido de justicia social a la ciudadanía trabajadora de nuestro país.
5.       Fortalecer los derechos de los consumidores.
6.       Promover las competencias y hacer más eficiente la regulación.
7.       Abrir los mercados que están cerrados por ley.
8.       Modificar el sistema educativo, basándose en el mérito.
9.       Proveer sistemas de saludo genuinamente universales.
10.   Impuestos más generales, con tasas más bajas: reforma fiscal.
Para concluir, debo de aclarar que el libro no es para cualquiera. Es más un libro de lectura y análisis que un libro que alguien puede tomar por curiosidad. Si lo que deseas es una lectura recreativa, no la vas a encontrar en este ejemplar, pues no es su objetivo. Sin embargo, si te interesa separarte de las típicas opiniones de los mexicanos medianamente informados y poder aprender, preocuparte y luchar con ideas y hechos por el cambio del país, este libro es una buena oportunidad para ti. Una sociedad que conoce y argumenta, es difícil de engañar y también difícilmente olvidará los errores de quienes nos gobiernan.
En la tónica de las líneas anteriores, considero que POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS es una lectura recomendable para instruirnos en serio sobre la situación actual y la situación posible de nuestro país. No he terminado estas líneas cuando me entero de que la querida autora Denisse Dresder acaba de publicar un libro que bien podría ser complementario de éste que estoy reseñando. Se llama EL PAIS DE UNO. Creánme que se me hace tarde para comprarlo y leerlo.
Mcp. Eduardo Campos Hernández.
PARA SABER MÁS:
Elizondo Mayer-Serra, Carlos. POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS. Editorial Debate. 2011.

jueves, 10 de noviembre de 2011

TOMAS SEGOVIA, testimonio de un destierro prematuro.


Si a alguien se le puede aplica la máxima que hizo famoso el finado Cabral "No soy de aquí, ni soy de alla", es al estimado escritor Tomás Segovia. La vida lo desterró por culpa de las circunstancias a la tierna edad de 13 años, viajando por varios países; terminó afincado en nuestro querido México. Tristemente, también podemos decir que la naturaleza misma de la existencia humana lo ha "desterrado" de nuestra estancia terrenal, no sin antes llevarse un considerable cúmulo de premios y reconocimientos.

El poeta español Tomás Segovia, afincado en México desde 1940, murió en la madrugada del martes a los 84 años de edad. El escritor, que nació en Valencia en 1927, se exilió tras la Guerra Civil en Francia, Marruecos y, finalmente, México, donde estudiaría Filosofía y Letras.

«Yo no pertenezco ni a un país ni a otro, ni a ningún grupo, generación, corriente literaria ni nada parecido. Esto no lo he buscado, simplemente creo que así fue mi destino. Considero que soy un desarraigado. Me desarraigaron, porque yo era un niño. De eso no culpo a nadie», afirmaba. Además de la poesía, Segovia cultivó el teatro, el ensayo, la narrativa y la traducción (Rilke, Bloom, Lacan...), así como el cine y la difusión cultural.

Antes de su incineración, el cuerpo del poeta fue velado por familia, amigos y compañeros de letras como Joaquín Díez-Canedo, director del Fondo de Cultura Económica; Javier Garciadiego, director del Colegio de México, y los escritores Enrique Krauze, Ana Clavel, José María Espinasa, Eduardo Vázquez Martín, Fabio Morábito o José de la Colina. Krauze reconocía que «no creo que haya existido, y esto era opinión de Octavio Paz, un prosista y, aún mejor, un poeta de la talla de Segovia».

A lo largo de su carrera, Tomás Segovia recibió importantes galardones:

Premio Xavier Villaurrutia en 1972,
premio Alfonso X de Traducción en 1982, 1983 y 1984,
premio Octavio Paz en 2000,
premio Juan Rulfo en 2005 y
el premio Federico García Lorca en 2008.

Entre sus obras destacan:
 «La luz provisional» (1950),
«El sol y su eco» (1960),
«Figura y secuencias» (1979),
 «Cantata a solas» (1985),
 «Otro invierno» (2001) 
 novela «Cartas de un jubilado» (2010).

Afortunadamente, nos deja un poemario inédito, titulado «Rastreos», que, en palabras de su viuda, María Luisa Capella, está «completamente terminado y listo para publicarse».

martes, 18 de octubre de 2011

Ensayo sobre ls Ceguera. Libro magistral sobre el comportamiento humano.



Pocos son los libros que nos atreveríamos a leer más de un par de veces. Armando Fuentes Aguirre, alias "Catón", siempre dice que un libro que no merece una segunda lectura, simplemente no merece estar en tu biblioteca.

"Ensayo sobre la ceguera" es un libro que he leído 6 veces. Y siempre me deja lecciones (cuando no me deja atónito) sobre la vida y el devenir de la especie humana. Y me da mucho gusto que también haya sido un libro del agrado del alumno y compañero DIEGO RAMÍREZ, que incluso tuvo la iniciativa de elaborar una reseña y reflexión sobre el citado libro.

Sin más preámbulos, transcribo las líneas que Diego redactó producto de su experiencia con el libro. Epero las disfruten.

Introducción general a la obra

Después de leer éste libro me quedan infinitas dudas sobre el comportamiento humano, yo creo que siempre será impredecible.

Es sorprendente como José Saramago logra una identificación tan completa del lector con todos los personajes sin siquiera mencionar el nombre de ninguno de ellos, yo sostengo que ahí está la maestría de éste libro y la razón que tiene al decir que no somos nada más que nuestros actos, y así podemos llegar a conocernos mejor que de cualquier otra forma.

El enigma de este libro es la causa de la ceguera; muchos lectores la pueden llamar fortuita, y otros tal vez le den mayor importancia a lo que causa la ceguera que a la causa de ésta. Después de haberlo reflexionado mucho tiempo, estoy convencido que la causa de la ceguera es nuestro propio aferramiento a lo que nosotros creemos y pensamos, sin atrevernos a ver la realidad del mundo, todo lo que nos rodea. Es por eso que la mujer del médico sufre más que todos los demás, porque ella sí tiene ojos y sensibilidad para ver lo que pasa; mientras que los demás son indiferentes hacia su alrededor y su primordial interés es su bienestar. Es mucho más difícil abrir los ojos hacia un problema, verlo y entenderlo realmente, que hacerlo a un lado como si no tuviera nada que ver con nuestra vida. La ignorancia, la necedad, la indiferencia, el egoísmo, la soberbia, el orgullo, la insolencia, la pereza: eso es la ceguera.

En este libro hay tantos mensajes, maneras de ver la vida, enseñanzas, que vienen implícitas en la situación de los personajes, es decir, que no necesitamos hacer una pausa para explicarlo, es suficiente el mencionarlo, que no creo que pudiera resumirlo todo en este ensayo. Un libro lleno de retórica y metáforas.


Análisis de la Novela

El libro habla sobre como todo un país se va quedando ciego sin explicación alguna, la ceguera comienza con un conductor que no puede ya manejar porque de pronto se quedó ciego en su coche. Todas las personas que tienen contacto directo con él o con alguien que lo haya tenido, se van quedando ciegos. Esta ceguera no es común y corriente, no es por ausencia de color por lo que el ojo no manda señales al cerebro, sino por la excesiva iluminación en sus ojos, la cual los cega.

La mujer del oftalmólogo quien atiende al primer ciego, y a algunos otros pacientes que padecen esta ceguera, después de haber tenido ya problemas con los ojos, es la única persona que no se queda ciega en esta tragedia.  Lo encuentro un tanto curioso pues es la única persona que finge estar ciega y que lo grita sin estarlo, por lo que a mi me parece mas bien una ceguera psicológica más que una fisiológica.

En la trama del libro van muriendo por diferentes razones algunos de los personajes secundarios, pero los principales siempre se mantienen con vida, como si el autor quisiera que nos identificáramos a lo largo de la historia con ellos. El único que muere es el ladrón que le robó el coche al primer ciego, y muere por haberse intentado aprovechar de una de las ciegas, una mujer que fue a ver al médico por tener cataratas antes de quedarse ciega.

Todos estos personajes se reúnen y se conocen en una cuarentena que organiza el gobierno para aislar a los primeros ciegos y a los posibles contagiados. Esta autoridad pide a los afectados que guarden la calma y se solidaricen con el país, por supuesto, sin que el gobierno realmente se solidarice con ellos, ya que su trato hacia los invidentes fue peyorativo.  

Al cabo de unas semanas los ciegos en cuarentena ya eran demasiados para el cupo que tenía el manicomio donde se encontraban. Manicomio, en primera porque ésa era la función original de las instalaciones, y en segunda porque las personas que ahora se encontraban dentro de ellas ya actuaban como locos. Incapaces de ver, por lo tanto, incapaces de actuar y de comportarse. Pareciera que la moral sólo existiera gracias a una sociedad que castiga al que se comporta de manera diferente y no por convicción propia; ya que la mayoría de los ciegos, hasta los que se hacían llamar “decentes” y  “educados” tenían ya peores modales que aquellos a quienes criticaban.

Cabe mencionar que al entrar la segunda oleada de nuevos ciegos, se embotellaron en las puertas del manicomio como pudieron, para poderse hacer de una de las pocas camas que quedaban. Muchos terminaron muertos y otros gravemente heridos, además otros niños, mujeres y viejos, que por su edad o condición debiesen tener un mejor trato según las reglas que nos pone la vida, se encontraron durmiendo en la cochinada y en los deshechos de aquellos que no habían podido llegar al baño, en los pasillos. Por si fuera poco, además de la inmundicia que dejaba todo esto, los ciegos eran incapaces de bañarse, no creo que haya sido por tiempo, pues pasaban la mayor parte del día (o la noche, pues ni ellos sabían que hora era) esperando su siguiente comida.


El autor hace énfasis sobre las condiciones deplorables en las que se encontraban los ciegos y como la costumbre va más allá de la comodidad. Los ciegos viven en lo más bajo y lo mas salvaje en lo que el ser humano alguna vez, hasta en sus tiempos más remotos, se ha encontrado. Parece que un sólo sentido perdido, se lleva consigo e incapacita a todos los demás.

En un desastre y desorden total, ya nada le pertenecía a nadie y todo les pertenecía a todos, lo material dejó de ser importante; pues ningún buen uso le podían dar adentro de esas paredes; el dinero, el status social, la religión, todo ya pasaba a ser irrelevante, eras lo que hacías, lo único que tenía alguna importancia todavía y siempre la tendrá, era la inteligencia, la sabiduría y la capacidad de razonar; lo superficial dejó de representar algo fundamental como en el mundo que conocemos ahora. Tal vez una pequeña y clara lección a los utilitaristas y materialistas.

“Cuando el cuerpo se encuentre liberado de servidumbres brutales y egoístas, que resultan de la simple, pero imperiosa necesidad de mantenerse” (José Saramago, Ensayo sobre la ceguera p.89) Esta frase está totalmente sacada de contexto, pero yo creo que así es como más nos sirve. El cuerpo y la mente funcionan mejor cuando no existe una necesidad de complacer o hasta evitar tentaciones de la vida, que parece que la optimizan cuando en realidad la deterioran. Cuando no hay espacio para siquiera pensar que no deberíamos preocuparnos o tener miedo, en ese momento, es cuando somos libres de pensamiento. Cuando no estamos segados en la fuerza de la vida, esperando a que nos den destino. Sabiendo que “algunas palabras dichas a tiempo valen más que un discurso” (José Saramago, Ensayo sobre la ceguera p.96); cuando razonamos, es cuando no estamos ciegos.

Pero esto para el autor es difícil, una vez que nos estamos dando cuenta que vemos, para lo único que nos sirve, es para desear que no podamos advertir esa realidad frente a nosotros; ejemplares los que ven y siguen queriendo conocer y darse cuenta, pero no sólo eso, sino participar.

Al cabo de unos días, se formó en la tercera sala del lado izquierdo, como es común en este mundo, un grupo de personas que se apoderaron de toda la comida que llegaba al zaguán cada día. Usando algunas partes de los fierros de las camas y de lo que les permitía la ceguera agarrar, para hacerse unas cuantas armas para defenderse. Es claro que hasta el ser humano más inepto, puede buscar la forma de controlar a los que parecen más capaces.

“De ahora en adelante si queréis comer, tendréis que pagar por ello” dijo el líder de los vándalos, que había conseguido meter una pistola a las instalaciones. Es difícil temerle a algo que no puedes ver ni escuchar, pero al sonido del primer disparo a nadie le quedó una duda de que iba en serio. El costo era mayor para el que tenía más lujos (que ahora no eran más que chatarra) y mucho menor para el que no había llevado nada de valor a la cuarentena, pero el pago se hacía por sala y pagaban todos por el bien de todos, nunca sabían cuanto podía ser muy poco para los maleantes. Mucho o poco dinero, todos comían las mismas miserias.

A la mujer del médico por una razón que no conozco todavía, se le ocurrió, como siempre, ser la protagonista en las preguntas que solo irritan a alguien que quiere mantener el orden. Preguntando como iban a pagar, como sabrían donde recoger las cosas y cuántas personas; como si importara, si no pueden ver solo es importante lo que puedan tocar, los objetos de valor; además, cuando el hombre ya está enojado y quiere que se vayan con un trato relativamente amable, lo peor es hacer ese tipo de preguntas que se resuelven solas. Cuando el ciego pidió a todos irse a sus salas, el maleante le dijo a la mujer del médico que no olvidaría su voz, y ella, no se si inteligentemente o muy estúpidamente se le ocurrió decirle que no olvidaría ella su cara; a lo que él quedó sorprendido.

Vaya acto de la mujer del médico, lo único que consiguió era que le dieran menos cajas a su sala. Ya decía Moliere, “Lo más difícil de enfrentar es el espejo de nuestros propios defectos”. Todos empezaron a juntar sus pertenencias para entregarlas. Collares, anillos, aretes, relojes; todo para pagar lo que ahora y siempre ha sido más valioso, la comida. Además de que eso ahora ya tenía menor uso y valor que unos calcetines, ya que el valor de un objeto se lo da cada persona y a los ciegos le servían más un par de zapatos.

Pero la situación no era del todo mala, ahora tan siquiera ya se administraría mejor la comida y no habría salas que se llevaran muchas cajas para ellos solos, dejando a los demás con la boca vacía.

Por otra parte, se sabe que cuando la gente tiene poder sobre un grupo, legítimo o ilegítimo, no pueden comportarse a la altura de las situaciones. Sin pretender generalizar, ya que conocemos los cambios en sociedad, pero si hablando de una mayoría. Al procurar mantener ésta jerarquía, toman siempre lo mejor y prefieren tener una mejor imagen que los demás, darse lujos innecesarios; no con el afán de hacerlos menos, pero si de hacerse ellos más. Yo creo que esto podría explicar el comportamiento de algunos gobiernos e inclusive de la iglesia.

Los maleantes preferían dejar la comida a pudrirse que dársela a quienes realmente la necesitaban, únicamente para sentir que seguían teniendo el control; ya que no había razón para un castigo y sus barrigas ya estaban demasiado satisfechas. Cuando se empuja al límite una circunstancia y no hay una reacción de los subordinados, da pie a que se sigan haciendo peores cosas, como las que estaban a punto de realizar.

Se acercaron a cada una de las salas dando el nuevo aviso, ya que se habían aprovechado de los bienes de los demás, decidieron ahora tener a las mujeres en cambio de comida. Es una verdad absoluta, como se escuchó en una de las salas, que la dignidad no tiene precio; pero por otra parte, no es digno tampoco comer a costa de los esfuerzos y trabajos de los demás. Finalmente, todas las mujeres después de una larga discusión decidieron que irían, conociendo las consecuencias, si eso les traería comida. Acordémonos que no había autoridad ahí dentro que velara por los derechos de nadie, la ceguera no juzga por oficios, es igual para todos.

Ahora resulta, que la que en su vida pasada (si así lo podemos llamar ya que ésta es otra completamente diferente) era una prostituta, o mujer de moral distraída, es la que ahora se da más a respetar. Pero como dije es otra vida, y no se puede calificar a todas las personas con el mismo adjetivo. Ya que esta mujer de las gafas oscuras solamente cobraba renta de su cuerpo a quien quería.

Volviendo al tema, estoy seguro que los maleante no eran del todo unos depravados, si no que simplemente les gustaba aprovecharse de la situación en la que se encontraban, más que querer hacer lo que hacían. Recordemos el hombre que antes de su siesta quiso tomar el pan que dejó debajo de su cama para digerirlo antes de dormir y no encontró nada, algún inteligente se lo habrá llevado. En ese momento se paró y fue a añadirse al grupo de aprovechados, prefiriendo ser el opresor que el oprimido, aunque hizo el intento. Esto explica porque los movimientos de dominación tienen tanto éxito. Retomando mi punto, yo creo que a un depravado y menos a uno ciego, no le importaría violar a una mujer que tiene la regla; éstos por otra parte avisaron que no importase quien la tuviera, que por favor no se presentara, que esperarían hasta otro día. Lo que nos dice que no estaban urgidos de placer, pero si de poder. Ésta orden, seguida de groserías para no perder la autoridad, sin darse cuenta que no hay palabras más impersonales, vacías y fáciles de digerir que los insultos; algo difícil de escuchar es la verdad, que era lo que los de la sala querían hacerles saber.

Innecesarios los detalles, solo se escuchaban los gritos ciegos de las mujeres que entraban a la tercera sala del lado izquierdo, mucho menos forzoso el explicar, porque una de ellas venía en manos de las otras seis mujeres mientras lloraban al cargarla. Intentando hacer su muerte más digna, fueron, guiadas por la mujer del médico, que sufrió la misma suerte, al baño por agua para limpiarle la sangre del cuerpo. Acostada en una cama, con seis mujeres a su alrededor limpiando su cuerpo pero no su alma. Se encontraba la mujer que no había podido dormir las noches pasadas. En silencio absoluto, no había duda para ninguno de los hombres, el horror de la situación se la podían imaginar.

Se siguió el mismo protocolo a los tres días con las de la sala de a lado, buscando a las ofrendas; pero hicieron una pequeña parada en la primera sala del lado derecho, un ciego que parecía haberlo sido desde mucho antes de la epidemia por su manera de comportarse y conocer del sistema Braille osó preguntar de manera cínica si las 7 estaban listas y emocionadas, a lo que la mujer del médico contestó con mayor frialdad: “Murió una, pero no se ha perdido gran cosa”. Los ciegos que habían ido en busca de ellas se quedaron atónitos, no supieron que decir, y se fueron. La mujer del médico tomó unas tijeras que había sacado de su bolso al vaciarlo para pagar la comida, y las llevo consigo. Quién sabe como le ha cambiado la vida el no ser ciega. ¿Cuándo es necesario matar?

Entre el desenfreno de los cerdos contra las mujeres a las que tocaba pagar su parte en la sala de los maleantes, entró la mujer del médico. En medio de tantos cuerpos forzados y aventados nadie sería capaz de percibir la presencia de otra alma. La mujer del médico se acercó lentamente y apuntó a la yugular del líder; las clavó sin dudarlo, mientras una mujer hacía su trabajo. Colmado el ambiente de gritos de placer y dolor, se disfrazó el grito de agonía que soltaba el hombre, pero el ciego contador (aquel que fue ciego desde mucho antes) distinguió el sonido e inmediatamente supo que se trataba de la mujer del médico, que tantos problemas les había dado. Y si es verdad que hasta cuando planeamos de la mejor manera las cosas algo sale mal, a la única a la que la vista le servía de algo, para bien o para mal, y la única que tuvo tiempo de pensarlo todo, fue a la que se le olvidó lo esencial. En este caso el poder lo mantenía quien poseía el arma más poderosa, la mujer del médico lo tenía en la primera sala por ser la más inteligente pero en ésta y en todas las demás, el arma era la pistola del ahora muerto. Su instrumento de sometimiento, ahora en manos de otro maleante, el ciego contador. Disparó hacia todos lados pero ya muy tarde, las mujeres se habían ido y la mujer del médico se encontraba en el pasillo.


Las personas no sabemos de que somos capaces, incluso aquellos que creen conocerse bien. Cuando una situación nos impulsa a dar un extremo de nosotros, ya sea para bien o para mal, para salvar o para matar; en este caso salvando a los hambrientos y matando a los tiranos, es más fuerte la necesidad y la insuficiencia de un grupo de personas, que la vida de quién las subyuga; mucho menos sabremos como reaccionaremos si un grupo depende y confía en nosotros.

Y si algún significado tuvo el haber tenido vergüenza y ahora finiquitarla dentro de ese infierno; ya tampoco tendrían a nadie que les llenara la barriga, pero siempre ha habido quien se llene la barriga con la falta de vergüenza; si algo les quedaba, era poca dignidad. Que en realidad sobraba, alguna forma de recuperarla para los hombres sería el ir por la comida. Es cierto, tienen armas y ellos solamente las manos, pero las mujeres tampoco tuvieron con qué defenderse. Hubo quién dijo que no estaba dispuesto a perder la vida para que los demás se llenasen la barriga, otro hombre le preguntó si estaba dispuesto a no comer si alguien perdía la vida para que comiera. Cierto, a veces parece que la razón protege al egoísmo, pero no es así.

A la mañana siguiente, nadie se atrevió siquiera a preguntar por la comida, mientras no lo hicieran, no escucharían el áspero “No hay” y aún seguiría la falsa esperanza. Si no fuera por la mano que degolló a aquel maldito, seguiríamos comiendo; que importa mandar a las mujeres de vez en cuando. Pensó aquel mismo hombre. El mismo egocéntrico que espera que arriesguen el pellejo por él y no está dispuesto a hacerlo por nadie, vaya que rondan muchos de ésos, aunque no ciegos, por las calles.

Encontrar la comida se volvía imposible, parecía ya no llegar al zaguán, todas las salas esperaban ansiosas y aquel ciego contador que creía tener el poder por tener la pistola también ansiaba la guerra que se desataría. Oportunidad para volver a enseñar quien manda. Los ciegos siempre están en guerra. Lo que no divisaba era que el arma ya no lo hacía el ser superior; siquiera aquel otro hombre, que si de algo le sirvió ser un aprovechado, ahora que está enterrado y putrefacto en el mismo jardín que aquellos que hicieron el bien en su vida, había tenido poder de convencimiento, sabía tratar a los suyos. Conocía la primicia de las dictaduras, no puedes someter a todo el mundo, algunos fuertes tendrán que creer en ti, y nadie creía en aquel contador.

Todos aquellos alientos que hace poco se daban a respetar, hablaban de libertad y dignidad estaban ya no solo ciegos, pero mudos. Incapaces de comprender lo que pasaba, bloqueados, y fue la mujer que todo este tiempo había estado callada la que decidió hablar, con acciones, porque así se calza a la gente. Esa noche tomó un encendedor, uno nunca sabe cuando va a parar el vicio y lo llevó al manicomio, de haber sabido para que lo usaría. Aquel encendedor que prendería lo que algún día le quitaría la vida, ahora encendería la esperanza de vivir mejor. La sala de los maleantes estaba barricada por unas camas, impúdicas. Y si alguien conoce los conceptos más básicos de la química, aquellos deshechos prenderían en un abrir y cerrar de ojos ciegos, toda aquella sala, con la única puerta de salida tapada por las llamaradas. Si una puerta en el pasado evitaba que salieran los locos, ahora evitaría que salieran los estúpidos.

El manicomio se incendió más rápido de lo pensado, pagando más justos que pecadores como siempre. Y por si fuera poco, como todos nos cegamos por bien propio y nos olvidamos de los demás. Aquellos ciegos atropellaron lo que se encontraba a su paso. Salieron todos esperando a guardias que los guiaran en el camino, pero estaban solos. Enfrentándose al mundo solos, y por un instante es como si hubieran querido regresar a aquel manicomio que aunque prisión había sido seguridad del mundo por mucho tiempo, ahora ya no. Se mantenían juntos, no habría nadie que los guiara si se perdían.


La mujer del médico llevó a todo su grupo con ella a la mañana siguiente: La mujer de las gafas, aquel viejo que alguna vez les prestó la radio para saber lo que pasaba en las calles y les contó lo que había visto antes del infortunio, el médico, el primer ciego y su esposa, el niño estrábico que fue al consultorio del médico alguna vez. Fue ella quién los guió por el verdadero manicomio, las calles. La razón por la que no había guardias, todos estaban ciegos. Y si es que de algo le sirvió ver en el manicomio, ahora en este manicomio de mayor tamaño le serviría de un poco más, ventaja. Fue a dejar a su grupo con instrucciones claras de no moverse a una tienda en la esquina de la calle, las casas ya no eran de nadie, hubo quienes se quedaron ciegos en la calle y no podrían ya regresar, el techo era para todos, ricos o pobres, y el frío también.

Al regresar con un poco de comida que había encontrado en el sótano de un supermercado que estaba completamente vacío, la mujer del médico los guió a la casa de la chica de las gafas.  La vida no hay que verla para vivirla, prueba de esto fue el niño estrábico que disfrutó más que nunca su nuevo par de zapatos que pasaron a recoger a una tienda abandonada antes de llegar a la casa de la chica. En el primer piso estaba una vieja, la dueña al parecer de todos los apartamentos. Primero fue muy grosera, pero que fácil es juzgar si no hemos vivido lo que ella ha vivido, está sola. Le dio las llaves a la chica de las gafas oscuras sin pedir nada a cambio, la comida de su casa ya se la había comido, peor al ver que tenían comida, fue más fácil el custodiar por la supervivencia que el atenerse a los valores y les pidió algo a cambio del favor.

Pasaron la mujer y su esposo frente a la iglesia un día, todos los santos y las pinturas tenían los ojos vendados en blanco, las pinturas con un pincelazo. Como si el párroco al ver lo que pasaba, no hubiera querido que los santos vieran el salvajismo y el comportamiento del ser humano de vuelta a sus orígenes, a lo más bajo. Donde la moral no existía por el simple hecho de que no había ojos que juzgaran.

Fueron todos, después de visitar la casa del primer ciego y la de la chica, a casa del médico. Tuvieron buenos días, días como los vive la gente que ve. Con agua potable y comida que habían podido tomar del supermercado, conviviendo y dándose tiempo de conocerse. Y fue ahí, en casa del médico, donde todos recuperaron la vista. La mujer del médico volteó al cielo, vio todo blanco, bajo la mirada, seguía viendo.

Luchar es una forma de ceguera

Luchar es de alguna forma hacer un lado todas las demás posibles soluciones diplomáticas y engancharnos en la idea de que sólo existe una solución permanente, la cual es: desaparecer al enemigo. Es ceguera porque es aislamiento de  alguna otra forma de deliberar y por lo tanto, la desaparición o imposibilidad de ver más allá de lo que cavilas; imposibilidad de pensar.

Me parece curioso que en el libro sólo mueren las personas que lucharon de verdad por un lugar mejor y las personas que se aferraron a hacer de éste lugar lo que a ellos les convenía. Por ejemplo: El ladrón, al querer aprovecharse a toda costa de la mujer de las gafas oscuras; los policías y el taxista, al querer tomar la comida antes de tiempo fueron disparados; el dependiente de farmacia y el “compañero sexual” de la mujer de gafas oscuras, al pelear por la comida que les pertenecía y atreverse a ir al frente, fueron las dos víctimas de los balazos tirados al aire, la mujer de los insomnios, que se atrevió a quemar la sala de los maleantes y se quemó ella sola también; y como olvidarlos, a los maleantes que quisieron hacer del manicomio una oligarquía.

Me gustaría agregar dos frases de Saramago que comparto: “Sólo merecen morir los que vivos, están muertos por dentro”; además, “En la muerte, la ceguera es igual para todos.”

jueves, 8 de septiembre de 2011

LOS ESCRITORES TAMBIEN LLORAN ....Me refiero a los ricos.

La mayoría de las personas en nuestro país considera que la vocación de escritor es una labor bastante castigada, en la cual necesariamente tendrás que convertirte en mandadero intelectual de políticos, buscador de subsidios o puestos del gobierno, o bien resignarte a vivir de manera precaria con los índices lectores de nuestra analbabéticamente funcional patria querida.

La ley del precio único sobre los libros sólo ha avivado más la polémica. Muchos se cuestiona si el hecho de que un libro, en sus primeros 18 meses de producción y venta, tiene que valer lo mismo en Gandhi, El Sótano o Aurrerá, puede conseguir que subsistan y prosperen quienes se dedican a tan loable labor.

Pues bien, como un bálsamo en esto de las reflexíones monetarias que muchas veces aquejan a los escritores semiprofesionales, hay datos motivantes. El pasado mes de agosto, la revista Forbes publicó la lista de los 10 escritores que ganan más dinero en todo el mundo. Es decir, escritor y millonario no será nunca más un oxímorón, aunque sea por excepción.

La buena noticia es que hay escritores que ganan muy bien. La mala noticia es que ninguno es mexicano. La mayoría son estadounidenses....y suponemos todos que todo se debe al poder adquisitivo americano, a la competencia de precios entre libros impresos y digitales, y (por supuesto) al índice de lectura que tienen en el gabacho.

El escritor y magnate del entretenimiento estadunidense James Patterson encabezó la lista de la revista Forbes de los autores mejor pagados a nivel mundial, duplicando en ganancias al segundo puesto, su colega Danielle Steel. Patterson, de 64 años, el líder en el mercado de ficción que ha publicado más de 80 obras con la ayuda de colaboradores, ganó 84 millones de dólares el año pasado, de acuerdo a un estudio basado en ventas que van desde mayo del 2010 a abril del 2011.

Las cifras, que fueron entregadas por Nielsen SoundScan y Forbes, consideraron entradas de diversos agentes, promotores y editores. Steel, también de 64 años, recaudó 35 millones de dólares, de acuerdo al sondeo de Forbes disponible en la página web http://www.forbes.com/.

La revista señaló que los autores con mayores ganancias están ingresando al mercado de los libros electrónicos, que es el sector de mayor crecimiento dentro de la publicación de libros, mientras que las ventas de libros en tapa dura están sufriendo de una prolongada caída.

En tercer lugar su ubicó el escritor de horror y suspenso Stephen King, quien obtuvo 28 millones de dólares, mientras que en el cuarto puesto quedó la autora de aventuras románticas Janet Evanovich con 22 millones y en el quinto la autora de "Twilight" Stephenie Meyer con 21 millones en ventas.

Pese a que los libros de tapa dura están en retroceso, Patterson aumentó sus ventas al publicar 10 libros en el 2010 y expandirse en los últimos años a los mercados de adultos jóvenes y adolescentes, así como también de los libros electrónicos.

Patterson, que en este año verá varios de sus libros pasados al cine, dijo a Reuters en una entrevista reciente que es inevitable que pronto será una época en donde "la mayor parte de todo estará en una forma de libro electrónico".

PRESENTO A CONTINUACIÓN LA LISTA COMPLETA, con el consuelo de saber que el mejor escritor gana más que el deportista mejor pagado. Luego, el resto de la lista es muy deprimente si seguimos comparando ganancias de deportistas y escritores. Recordemos que Patterson, más que un escritor, tiene un holding con numerosas empresas relacionadas con la industria editorial y de entretenimiento, por así decirlo.
Esta es la lista completa:
James Patterson: 84 millones USD
Danielle Steel: 35 milllones USD
Stephen King: 28 millones USD
Janet Evanovich: 22 millones USD
Stephenie Meyer: 21 millones USD
Rick Riordan: 21 millones USD
Dean Koontz: 19 millones USD
John Grisham: 18 millones USD
Jeff Kinney: 17 millones USD
Nicholas Sparks: 16 millones USD
Ken Follett: 14 millones USD
Suzanne Collins: 10 millones USD
JK Rowling: 5 millones USD

lunes, 5 de septiembre de 2011

EL JUICIO FINAL. Una más de asesinos seriales y encarcelamientos polémicos.




John Katzenbach es uno de los Novelistas preferidos en la Unión Americana, y la mayoría de sus libros tienen una buena aceptación en el mundo hispanoparlante. Aunque la mayoría de sus tramas son un tanto análogas (su temática suele ser recurrente en la mayoría de sus obras) tiene amplias capacidades descriptivas y reconoce cómo acomodar una buena dosis de acción y suspenso en sus "thrillers" a fin de dejar satisfecho al lector.

Si bien su novela más famosa es "El psicoanalista", de ese hablaremos en otro momento. Tengo en mis manos un libro autoría del citado reportero; afortunadamente nunca pude ver la adaptación al cine de dicho argumento. Me refiero a "Causa justa", malamente traducido al español como EL JUICIO FINAL.

Mat Coward es un reportero con cierta reputación y bien ganados títulos del mejor periódico de Miami. Ha ganado algunos premios y su posición en contra de la pena de muerte es de sobra conocida en la opinión pública.

Paradójicamente, el éxito profesional del reportero Coward es la antítesis de su vida familiar. Divorciado, tiene una sola hija, la cual cada vez puede frecuentar menos. Es de pocos amigos, y el único policía de homicidios con el cual llegó a sentir un nexo profundo, murió hace poco. Veamos cómo los que resuelven los problemas en las novelas de Katzenbach siempre son personajes pesimistas, desesperanzados, al borde del abismo: un policía jubilado con tendencias suicidas, un maestro con una enfermedad terminal que quiera acabar con su existencia, un reportero jodido por dentro.....

En esas está cuando recibe una carta procedente de la penitenciaría Estatal: Un preso afroamericano, Robert Earl Ferguson, le escribe suplicando su ayuda, pues se declara inocente del crimen que se le imputa. Dicho crimen consiste en el asesinato, maltrato y violación e una pequeña niña Blanca del Condado de Pachoula, frontera con Alabama. Mejor dicho, el sur profundo.

Coward se muestra inquieto por el contenido de dicha carta, y decide visitar en la penitenciaría a Robert. Sin estar convencido del todo, considera que hay errores y lagunas en el proceso del condenado a muerte. Básicamente, su confesión bajo tortura es la única prueba "contundente". El resto del proceso deja muchas dudas al debido proceso. Con esas intuiciones, Matthew visita el lugar de los hechos y se entrevista con todos los implicados. Recibe frialdad y desconfianza de parte de los policías que se encargaron de la captura y acopio de pruebas. Se sorprende al ver que el jefe de la policía es un afroamericano también: el teniente Tanny Brown.

Con la sapiencia y experiencia propios de una gran investigador periodístico, prepara un dossier que publica posteriormente en el periódico. Dicho documental será base para polemizar sobre el caso, solicitar un nuevo juicio y poner a pensar en serio sobre la inocencia de Robert Earl. El as bajo la manga del supuesto asesino consiste en confesarle a Coward que el verdadero asesino es otro condenado a muerte, curiosamente residente de la misma prisión. Cosa rara, el otro asesino (el cual fue vecino de celda de Robert Earl Ferguson durante un buen tiempo) accede a entrevistarse con Coward y sus declaraciones serán la puntilla que desestabilice el caso.

A media novela, Robert Earl Ferguson sale libre, Coward gana otro Pulitzer, y Tanny Brown y su compañero policia de Pachoula (lugar donde se cometió el asesinato) juran justicia en secreto, convencidos como están de que Robert es el verdadero asesino.

¿Qué pasaría si realmente Robert Earl Ferguson es no sólo el asesino, sino es un asesino serial de niñas?

¿Cómo se sentiría Matthew Coward al descubrir que incluso su hija está amenazada?

¿Y si hubo un contubernio dentro de la prisión entre un par de asesinos sagaces y consumados? ¿Pueden hacerse favores mutuamente?

Es obseción, o inteligencia intuitiva, el deseo del Teniente Tanny Brown de desaparecer de la faz de la tierra al potencial asesino de menores?

Por todas estas preguntas, y otras que pueden plantearse en este momento...deben de leer el libro. No es la mejor obra de Katzenbach, pero si una digna representación de su repertorio. A ratos puede parecer un poco lenta, pero a quienes les gustan los laberintos de la abogacía y los procesos penales, creo que les gustará.

La Novela tiene algunos visos de lenguaje fuerte y temas para personas que tienen amplio criterio. Personalmente me parece una novela para adolescentes de bachillerato en adelante, aunque luego me he topado con padres de familia que quieren que sus hijos sólo lean sobre sábanas de seda y ponies. El consumo de este libro es responsabilidad del que lo tome y lo lea.

En entregas posteriores realizaré reseñas sobre las que me parecen las mejores novelas de Katzenbach...pero definitivamente esta novels puede ser una buena manera de entrar al mundo de este autor. Exito en su lectura!

domingo, 28 de agosto de 2011

Los juegos del hambre. Un tema, dos expresiones del mismo.

No, no les voy a hablar de la Novela de Ciencia Ficción LOS JUEGOS DEL HAMBRE. Dicha novela está escrita por Susanne Collins, y habla de un mundo postapocalíptico donde los Estados Unidos ya no existen (ahora se llaman "Pamen", un país surgido de esa conflagración) y hay una especie de reality show donde ponen a luchar a niños de diferentes distritos del citado país, en una batalla por la supervivencia.

Dicha novela fue publicada en inglés el año de 2008, y su versión en español es aún más reciente y cara.

Prefiero hablar de realidad, no de ciencia ficción, sólo por hoy. Hay otros países que tienen en riesgo su supervivencia el año de 2011. El estira y afloja de la ayuda internacional al tiempo que vemos imágenes escalofriantes sobre los refugiados de Somalia y la delgadia línea que los separa de la muerte, se me antoja también una especie de auténticos JUEGOS DE HAMBRE.

Te paso unas imágenes para acrecentar nuestro conocimiento sobre la situación del hambre en el mundo, este año de 2011. Esta semana no hablamos de ningún libro....estamos hablando de la horrorosa realidad que se escribe con sangre como tinta y con balas, frustación y desesperanza como papel. Ayudemos a esta gente. Entren a las páginas de CARITAS MEXICO o bien OXFAM, y encontrarán las cuentas bancarias a las que hay que depositar.

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domingo, 21 de agosto de 2011

LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE



Comentaba en mi entrada anterior, lo trepidante y magnífica que me resultó la lectura y el análisis de la segunda parte de la famosa trilogía "Millenium". Literalmente, el segundo libro te deja con un final que realmente no lo es. Simplemente tienes que ir corriendo y comprar o pedir prestado el último de la saga.

El misterio mejor guardado de la policía secreta Sueca es el padre de Lisbeth: un antiguo espía ruso de alto nivel llamado Alexander Zalachenko. A Lisbeth le vale "madres" si su padre es un secreto de estado: él es el culpable de matratos continuos, intensos y mortales hacia su madre. De allí que ella haya querido incendiarlo en su auto mediante una bomba molotov, casera. Como consecuencia, el Estado (o una parte de él) quiere eliminar o neutralizar a Lisbeth, pues la labor de una sección especial de la policía secreta consiste en realizar limpieza y ocultar pruebas de la existencia de Zalachenko.

Aprovechando las circunstacias anteriores, Karl Axel Bodin (nuevo nombre de Zalachenko) se ha portado como un auténtico cabrón el durante su estancia en Suecia.Total, lo que haga será borrado por sus patrocinadores. Ya sin guerra fría, el sujeto ha establecido todo un imperio de tráfico de drogas, armas y blancas a través de europa oriental. A el también le interesa eliminar a su hija Lisbeth, por motivos personales.

El tercer libro termina justo donde acabó el segundo. No daré detalles de la trama, pues realmente vale la pena que lean el libro e internalicen los detalles. El punto es que ni Lisbeth pudo matar a Zalachenko, ni Zalachenco pudo matar a Lisbeth. Ambos son rescatados, en condición de moribundos semicomatosos, gracias a la oportuna intervención del reportero Mikael Blomkist. El mejor aliado de Zalachenko, el gigante asesino medio/hermano de Lisbeth, ha desaparecido, no sin dejar una estela de muerte y destrucción a su paso.

Partiendo de esa premisa para el desarrollo del tercer tomo, a todo mundo le quedan unas cuantas tareas por resolver mientras se desarrolla la trama del libro. Menciono esas tareas por personaje, a fin de esclarecer mejor los hilos conductores:

- Lisbeth: Tiene que lograr la muerte de su padre, defenderse de las acusaciones de lesiones a motociclistas y algunas acusaciones de asesinato e intento de asesinato a su padre. Está condenada a pasar todo el tiempo semiparalizada en un hospital.
- Mikael: Deberá lograr la publicación del libro de Dag (asesinado en el libro anterior) y demostrar la inocencia de Lisbeth, desenmascarando a aquellos que ocultaron permanentemente a Zala.
- Erika: Jefa de edición de Milenium, recibirá una propuesta de trabajo en un gran periódico, poniendo a prueba su integridad y su capacidad de defenderse de las infamias y el acoso laboral.
- Annika: Hermana de Mikael, decide defender a Lisbeth por recomendación de su hermano y aceptación de Lisbeth. No es especialista en cuestiones penales, pero sí en derechos humanos.
-Jan Bublanski: Es el inspector que esttaba a cargo de la investigación sobre Lisbeth y sus presuntos crímenes en el libro pasado. Redirigidas las teorías de los hechos, ahora tendrá que llegar a la verdad.
- Zalachenko: ¿Sobrevivirá? ¿Reencontrará a su hijo y brazo derecho, el monstruoso Niedermann?
- La sección: Sección de la policía secreta Sueca que manejó el asunto Zalachenko. Serán capaces de cualquier cosas con tal de mantener enterrado el secreto.
- Teleborian: Maldito psiquiatra que trató de hundir a Lisbeth en el hospital psiquiátrico a base de malos tratos. Cobrará vital importancia en este libro.


Puedo mencionar muchos otros personajes, pero no quiero cansar al lector con un glosario muy descriptivo de personajes secundarios. Igualmente limitaré mi descripción sobre el tercer libro; la finalidad es motivarlos a su lectura, no que tomen esta reseña como la lectura misma.

Lisbeth y Zalachenko están en el mismo hospital, y todo mundo quiere acercarse y meter mano. Además, recordemos que cada uno quiere matar al otro. Están a tan solo 10 metros de distancia, en distintos cuartos del hospital. La policía se hizo bolas con el caso, y tiene que tomar diferentes cauces para resolver por separado lo que en un principio parecían asesinatos comunes. El potencial asesino (Ronald Niedermann) de dag, su esposa y el abominable Bjurman, está desaparecido. Una parte de la policía secreta (la Säpo) se da cuenta de que deben de ocultar todo lo relativo a su operación durante tantos años años, y lo único que funcionaría es matar a Zalachenko, matar o neutralizar a Lisbeth, y eliminar incluso a aquellos personajes que han investigado demasiado (Mikael). Literalmente, esta sección de la Säpo usará métodos que harían parecer a la PGR un grupo de boy scouts y convertirán este tercer libro en una buenísima trama de espionaje y contraespionaje político.

Habrá historias que corren paralelas: los policías buenos que por fin se organizan y quieren poner un "ya basta" a los policías malos. Mikael que, por defender a Lisbeth pondrá al servicio de su causa su labor de periodista. Lisbeth, que consigue con el apoyo de Mikael ejercer como la hacker que es dentro del hospital, sin que nadie se entere. Y la preparación de un juicio contra Lisbeth, donde la finalidad de la Sección es hundirla en un psiquiátrico por el resto de su vida.

La trama vuelve a ser ágil. Puede complicarse, pues hay muchos términos legales que quizás no resulten atractivos para lectores avezados en cuestiones jurídicas elementales. Hacia la mitad de la narración el libro se vuelve un tanto denso por su lenguaje y su tónica de conspiraciones y espionaje. Sin embargo, los detalles son perfectamente creíbles y las explicaciones a todo lo que ocurre serán una vez más satisfactorias.

Lisbeth tiene varios asuntos pendientes: no sólo salir inocente y libre del juicio al que la encaminan los perpretadores de la infelicidad de su vida; también tiene que resolver los malentendidos con su examiga y amante Miriam Wu, la cual ahora vive en Paris. No sabe nada de sus inversiones y holdings, los cuales se manejan desde la isla de Gibraltar. No ha vuelto a hablar con Mikael, aunque éste le salvó la vida. Lo peor de todo es que quien ha intentado asesinarla repetidas veces, su medio hermano Ronald Niedermann, sigue libre, y nadie sabe de su paradero. Es el peligro más importante que Lisbeth debe resolver, si logra salir avante en el juicio.

¿Quieren ver cómo se resuelve de manera divertida e interesante este "sudoku" literario? No les queda más que leer el libro, y saborear el final.






domingo, 14 de agosto de 2011

La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina. Imperdible trilogía para un buen lector.





En los debates actuales sobre literatura y ciberliteratura, parece ser una opinión muy generalizada el aceptar que la humanidad cada vez lee menos. Incluso hay quienes se atreven a predecir que lo único leíble para los adolescentes y jóvenes en el futuro serán relatos cortos: las Ipads y los smartphones, con su proclividad a la distracción y a la poca concentración, serán los enemigos principales de que una persona le dedique largos espacios de tiempo a la lectura. Menos si hablamos de la aventura de "embarcarse" con culebrones superiores a las 300 páginas (culebrones para algunos). Un libro con características de ladrillo inmediatamente provoca el susto y la aversión de los jovenes, quienes ponen cara de Tebaida Tridua al toparse por la calle con una sesión fotográfica de Spencer Tunick.

¿Hay un antídoto contra la distracción y la falta de voluntad para leer relatos largos? Los buenos relatos. Los buenos escritores. La imaginación de la humanidad no tiene límites, pues en cada persona es distinta. La tecnología tiene limitaciones desde el momente en que surge, pues las mismas empresas creadoras tienen disponible su buzon de sugerencias para que les propongamos mejoras y adecuaciones a sus programas, sistemas, aplicaciones. Un buen libro es capaz de provocar sentimientos, intuiciones, vértigo y deseos de seguir/corroborar su historia a cualquier nivel y en cualquier persona con una competencia lectora aceptable.

La trilogía "Millenium" de novelas policiacas es, a mi juicio, el ejemplo perfecto de buena literatura contemporánea. Con temas actuales, crítica social, una buena dosis de suspenso, drama y persecuciones escalofriantes. Analicemos el segundo de sus libros, que fue el primero que leí.

Quiero aclarar que había escuchado y leído comentarios ampliamente positivos de dicha saga, pero no me había atrevido a comprar los libros por cuestiones de trabajo y prejuicio: cada uno de los libros consta de la friolera de 700-800 páginas, un auténtico bloque de cemento espantalectores leves. Hace mes y medio que observé en DVD la adaptación al cine de la primera Novela "Los hombres que odian a las mujeres". Me pareció una historia magnífica, atrayente, perfectamente creíble y actual. Al día siguiente compré los ejemplares 2 y 3 de la famosa trilogía, en aras de completar el relato y el concepto que el autor pretendió difundir antes de su muerte.
He visto la película concerniente al segundo libro (claro, después de leer el libro) y quedé convencido de comprar el libro. Se pierden varios detalles, algunos torales en la historia, al querer adaptar en 2 horas de película un relato de 800 páginas.

PERO VAYAMOS AL TEMA CENTRAL: La crítica del segundo libro "La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina". Es necesario el precedente de lo ocurrido en el libro anterior; trataré de sintetizarlo de la mejor manera.

Los personajes claves de la primera parte, tienen al momento de iniciada la novela, caminos que aparentemente se han separado para siempre. Despues de colaborar mutuamente en el descubrimiento de la sobrina favorita de un millonario (presuntamente asesinada) y en el descubrimiento de un asesino serial en la familia de mllonarios Vanger. Ambos investigadores están en una situación aparentemente cómoda. Mikael Blomkist es la estrella de los periodistas, su libro sobre el fraude de la empresa que lo hundió en la carcel mediante mentiras se vendió como pan caliente, y las finanzas y las relaciones personales de la revista Millenium (su lugar de trabajo) se han estabilizado. Advirtamos que el tal Mikael es un Casanova que puede andar con varias mujeres a la vez...un divorciado feliz de la vida. Se acuesta con la editora del Millenium, y ocasionalmente con la mujer que rescató del anonimato, ahora heredera del imperio industrial Vanger.

Lisbeth Salander, su colaboradora en el caso anterior, sigue siendo la chica freak con aires punketo-góticos y capaz de hacer volar cualquier sistemas por los aires con sus habilidades de hacker. De hecho se ha quedado con millones de dólares de la empresa Vënneström (la que consiguió meter a la cárcel a Mikael Blomkist) y los está disfrutando viajando por todo el mundo, estableciendo una empresa fantasma que administra esos bienes en la isla de Gibraltar. Si ha optado por cortar toda la comunicación con Blomkist, es por que se había enamorado del periodista y no soportó que fuera infiel. Iría a verlo (en el libro anterior) cuando descubrió que se fue a solazar con Erika Berger, la editora en jefe de Millenium. Efectivamente, amigo lector, Mikael se había acostado continuamente con Lisbeth en el libro anterior. Todo un prosti-piru-golfo, como dirían los Titanes de Durango.

A la redacción de Millenium llega un reportero freelance, Dag Svensson. Propone elaborar un documental sobre el impacto de la trata de blancas y prostitución en la Suecia actual. Se apoya en parte en el trabajo de su esposa, la cual presentará su tesis doctoral con un tema análogo. Dan el visto bueno en Millenium, y todo parece ir viento en popa con el reportaje y la revista, al tiempo que se dan espacio para corroborar fuentes y completar la investigación periodística.

Nils Bjurman, abogado administrador de Lisbeth, anda buscando la forma de vengarse de ella, pues no olvida la humllación a que ella lo sometió. Claro que para él no cuentan los abusos y violaciones que le hizo a Lisbet, las cuales ella grabó y cuya grabación ha servido de chantaje para Lisbeth, quen en el último año ha obligado al mediocre abogado a presentar sólo reportes positivos de ella. Lisbeth ha tenido un pasado muy tormentoso, con varios años en un hospital psiquiátrico y tratamientos medievales dignos de la inquisición.

Lisbeth ha pasado las últimas semanas en la isla de granada, en pleno caribe. Ensimismada en un libro de teoremas matemáticos, entabla relaciones con un adolescente nativo y descubre en sus vecinos de cuarto una conspiración de un viejo texano el cual trata de matar a su mujer para quedarse con sus bienes. Como a ella no le caen bien LOS HOMBRES QUE ODIAN A LAS MUJERES, mete su cuchara e impide el asesinato, en pleno huracán que destruye la isla. Sigue con sus labores de Hacker, y descubre los temas en los que está trabajando Millenium. Al ver que preparan un documental sobre la mafia que trafica con blancas, se da cuenta que ese documental tendrá que ver con cosas de su vida personal, y decide regresar a Suecia, bajo un nombre falso.

Ambos, Lisbet y Mikael, siguen el rumbo de sus proyectos aparentemente con normalidad. El deseo de venganza del abogado Bjurman arruinará los caminos de ambos. Ambos restauran su vida afectiva, pero atacan a Lisbeth una noche en que por curiosidad Mikael pasaba afuera de su viejo apartamento. Desde ese momento, Mikael sabe que algo anda mal. Una semana después, Mikael iba a reunirse en la noche con Dag Svvenson, el cual había descubierto información interesante para su documente. De hacho, había sido visitado esa misma noche por Lisbeth, la cual está al tanto de la investigación. Sorpresivamente, alguien asesina a Dag y a su esposa, y la policía se entera que el abogado Bjurman también estaba muerto para ese momento. El equipo de investigación dela policía parece apuntar hacia Lisbeth Salander como la culpable de todo, ya que en el lugar del doble homicidio (Dag y esposa) se encontró una pistola (propiedad del abogado) con una huella digital de Lisbeth.

¿Te parece un poco complicada la trama? Puede serlo, pero todos los elementos que aquí menciono están puestos en la novela con el afán de que el lector esté ocupado mentalmente en seguir la trama y dudar o confirmar los diferentes hilos conducentes de la novela. A partir de ese momento la labor de Lisbeth consiste en demostrar su inocencia y atrapar a los culpables, con la sorpresa de que atrás de todo esto esá un pariente muy cercano de Lisbeth, podríamos decir el detonante de toda la historia. Y Mikael realiza su propia investigación periodística aparte, pues está convencido de la inocencia de Lisbeth. No se ven nunca, pero se apoyan mutuamente mediante mensajes cifrados en la computadora. Y la policía siempre va un paso atrás, pues dentro de la misma hay intereses pos llegar a la verdad o bien encontrar un chivo expiatorio.

La novela tiene dosis intensas de drama, cambios de dirección, aparición de nuevos elementos que mantienen la atención del lector en niveles altos en toda la narración, y argumentos operantes que al final de cuentas despiertan el interés sobre los temas que aparecen en el libro. Recuerden que Stieg Larrson, al autor de la trilogía, fue periodista y se dedicó mucho tiempo a reportar sobre movimientos de ultraderecha, mafias extremistas y nazis suecos. La mano de la vida y la historia del autor están patentes en el documento.

El final es trepidante, y realmente llegas al momento culminante con el deseo de que algo ocurra. No se los cuento porque REALMENTE LES RECOMIENDO QUE LEAN LA NOVELA. Es un libro inresumible, el final te deja con ganas de salir a comprar el tercer libro. Algunos detalles un tanto "increíbles", pero a lo largo del desarrollo narrativo, también se van descubriendo las razones profundas de los personajes, principalmente Lisbeth. Su desarrollo psicológico y la justificación de porqué es como es va apareciendo a lo largo del libro. Al tiempo que "desenrrollamos" la trama, vamos completando el rompecabezas de Lisbeth Salander.

Me parece una novela inteligente, adecuada para la lectura de cualquier persona de 17 años en adelante. Toca algunos temas fuertes, pero creo que todos salen ganando con la lectura. La realidad es así, no podemos tener a nadie en una burbuja de cristal. La Utopía de Suecia se desmorona parcialmente pues la novela nos da la impresión de que problemas como corrupción, abuso, espionaje ultrasecreto, traiciones políticas, prostitución, redes pederastas y de tratantes de blancas son también comunes en ese país (¡Bendito Dios! diría nuestro presidente Calderas...cada vez nos acercamos más al primer mundo).

Con todo lo anterior, no sólo recomiendo el libro para su lectura, exhorto encarecidamente a que lo lean. No se espanten si ven un mastodonte de 750 páginas al momento de comprarlo o pedirlo prestado. Dejense enamorar de la buena literatura contemporánea.