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jueves, 30 de junio de 2011

Narcoliteratura: Elmer Mendoza y sus balas de plata.



Sobre todo en el último par de años. Ha cobrado auge dentro de la producción artística mexicana las obras relacionadas con la cultura del narcotráfico. Evidentemente es un tema cotidiano al que ya nos acostumbramos en este lamentable país. Me gusta definirme a mí mismo como un lector opuesto a la literatura de moda....si un libro se convierte en un best seller, es como un ingrediente repulsivo que me impide leerlo. Aunque no lo crean, Codivo da Vinci y Crepúsculo los leí cuando ni siquiera se mencionaban como recomendaciones "populares" de lectura. Igual y eso me permitió tener una opinión sustentada sin el perjuicio que se podría agregar a raíz de los millone$ de lectores de esa literatura palomera.
Al acudir a una conferencia de Jorge Volpi, el autor recomendó a Elmer Mendoza como uno de los autores mexicanos que "crearon" la narcoliteratura mexicana, en vez de treparse al caballo del éxito cuando se convirtió en un tema recurrente. Me dí a la tarea de leer alguno de sul libros, pues de plano esos temas no llamaban mi atención. Me encontré sorpresas en esa lectura; no digo si buenas o malas. Mejor les proporciono mi síntesis y descripción de lo leído, y ustedes juzguen.

El libro "BALAS DE PLATA" toma la historia particular de un policía investigador ministerial de Sinaloa: Edgar "el Zurdo" Mendieta. La historia comienza con el asesinato de Bruno Cañizales, abogado bisexual de creencias orientales que mantiene múltiples relaciones con gente de todo tipo: vegetarianos, gente que recurre a sus servicios profesionales, amantes despechadas, hijas de narcos y trasvestis. La premisa de resolver dicho asesinato se antoja complicada para el Zurdo, pero el perfume que percibe en el lugar del crimen y el instrumento de ejecución (una bala de plata) serán las claves que permitirán esclarecer el homicidio.

La trama se va complicando, de veras. A la cuarta parte del libro uno piensa que está muy claro el asesino, pero en todo ese tiempo la investigación se desarrolla lentamente. Se desarrollan algunos de los personajes, principalmente Mendieta. En el último tercio del libro, las acciones se tornan vertiginosas, los asesinos se multiplican y, honestamente, la novela retoma interés. El resultado final es algo inesperado, no necesariamente convincente, pero también tiene elementos que podríamos decir: ¡Claro! Los asesinos reciben su merecido....no necesariamente de parte de la policía.

Las referencias a lugares, zonas y calles de Culiacán son muy naturales, y resultarán de enorme familiaridad para quienes viven o han visitado esa ciudad. Lo mismo para Mazatlán y los que hemos tenido la fortuna de visitarlo. Al principio el lenguaje es muy formal y algo contenido. Conforme avanza la lectura, pues simplemente leerán las típicas expresiones de los hombres heterosexuales inseguros cuando hablamos en confianza. Endurezcan su estómago, y no se espanten si en algunas partes abundan maldiciones, albures e ironías típicas de machos alfa estableciendo conversación.

En mi opinión, el estilo literario de Elmer no es para todos. Desarrolla los diálogos omitiendo algunos signos de redacción y puntuación, a fin de agilizar la lectura. Escribe estilo Saramago, pero desde otra óptica: no trata de obtener lecciones para la humanidad, sino dejar que los personajes se ensimismen en sus traumas y debilidades. De repente, los elementos de su narrativa aparecen muy "apretujados", lo que puede hacer que algunos se confundan y pierdan el hilo. Lo mismo con la primera parte: en pocas páginas aparecen muchos personajes, que hace que algunas historias aparezcan difíciles de entretejar. Pero Elmer lo logra; no en balde esta novela ganó el III Premio Tusquets de Novela.

Para quienes estén interesados en leer algo sobre la narcoliteratura actual, aquí tienen una opción. Desde mi interpretación, es una manera de ponerle fondo a las estadísticas que estamos sufriendo en al actualidad (los famosos 40 mil muertos). Javier Sicilia nos ha pedido que lloremos a los caídos....que no solo los contemos. Elmer nos quiere platicar con sus novelas cómo se vive entre personas que son seguros clientes de la dichosa estadística. Hasta luego!