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miércoles, 20 de marzo de 2013

IMPERIO, la novela de Maximiliano. Experimento de Héctor Zagal.


Pocas veces puede uno referirse a la historia relativa del Imperio de Maximiliano y la segunda intervención francesa, sin evocar por lo menos someramente a Fernando del Paso. Su obra, en este caso, tiene el carácter de monumental, a juicio de muchos –incluyendo el de su servidor-. Debo de reconocer que dicha novela fue de las delicias de un adolescente preparatoriano en plena confusión. Lo único que tengo seguro, es que la historia siempre ha sido materia de mi predilección.


En este contexto, IMPERIO no pretende ni superar ni sustituir a la meganovela de la Intervención Francesa. De hecho, pareciera que utiliza un enfoque completamente suplementario. La novela de Fernando del Paso va utilizando la mirada de Maximiliano y de Carlota, principalmente. Este escrito utiliza una variedad de personales, los cuales nos brindan sus detalles conversacionales, ayudando a pincelar todo el panorama de los últimos días de Maximiliano y su consabido fracaso imperial.

Así pues, a lo largo de la lectura tenemos la óptica de Maximiliano, preso y en capilla, en Querétaro. Pero, junto con dicha visión, complementamos el mapa circunstancial con fragmentos de vida de los demás personajes, menos Carlota. Pareciera una contraposición menor a Fernando del Paso. Desfilan por las hojas el Arzobispo Labastida, el Príncipe Leopoldo, el emperador Francisco José, Tomás Mejía, Miramón, incluso el cocinero Tüdös. Lo que tienen en común es que todos comparten los últimos días de vida de Maximiliano desde su perspectiva.

A manera de recuerdo, el fallido emperador nos va informando de sus desilusiones, sus fallas, sus supuestos pensamientos íntimos y la enseñanza final. Dicha enseñanza se pagará con sangre. En este sentido, Héctor Zagal realiza un ejercicio de interesante verosimilitud al imaginarse qué sería lo que pensarían todos los protagonistas de esta Novela. El lector deberá acostumbrarse a los vaivenes del escrito, que nos lleva de ida y vuelta con Maximiliano, pasando por los protagonistas menores. Más que un contrapunto, estamos viendo una historia de días, enriquecida con las visiones, un tanto catastrofistas, de los amigos de Maximiliano.


Se puede aprender de esa época, leyendo la Novela. No es la situación ideal para quien no conoce del tema. Pero sí ayuda a enriquecer las visiones y a compartir el posible punto de vista del perdedor, con un sutil sarcasmo cortesía del autor. Hay que reconocer que dicha invasión pareciera una maldición histórica de nuestro país. Ahora hay unanimidad en su condena, y consideramos a su mera constitución como un disparate. Pero se nos olvida que el acervo cultural de nuestra patria, enriquecida con dicho intercambio, provocó los elementos más representativos de nuestra cultura popular mexicana. ¿Qué sería de nuestra tradición cultural sin la música de mariachi, de banda, de polka norteña? Hablamos solo de la música…habría que hablar de la comida, la vestimenta, las costumbres.

En definitiva, IMPERIO es un gran soldado, en esta batalla que comanda NOTICIAS DEL IMPERIO. La primera, entretenida; la segunda, grandiosa. La primera, novedosa; la segunda, clásica. No son diferentes; más bien, complementarias. Para nada excluyentes de leerse.