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viernes, 21 de noviembre de 2014

NOTICIAS DEL IMPERIO. Obra cumbre.




Hace tiempo, recuerdo haber leído en un artículo de Nexos, un inventario titulado: “Las 150 obras más importantes de la literatura Iberoamericana”.  Para muchos, el crear un listado en el que compitan de igual a igual, autores Españoles y Portugueses junto con los latinoamericanos, es como entrar a un partido con dos goles en contra. Basta con revisar la cantidad de premios Nobel que posee la península, y compararlos con los que posee nuestra parte continental.

Dentro de esas obras maestras de la literatura, se encontraba una mexicana, a mucho orgullo: Noticias del Imperio. Para muchos, sorprendente. Nada de Carlos Fuentes, nada de Octavio Paz (que no era propiamente un novelista).  En cambio, sí, una obra de Fernando del Paso, tan grande como un Éverest.

“Noticias del Imperio” es una obra que Fernando del Paso tardó años en escribir. Buena parte de la beca de la Fundación Guggenheim se gastó en su creación. Comenzar a leerla explica el por qué se tardó tanto, y porqué difícilmente un autor podría escribir dos obras como esa a lo largo de su vida creativa.

Aclaro un poco las cosas. Soy aficionado a los libros de Ken Follet, aunque ya me parecen un tanto repetitivos. Es maestro en la novela histórica, y demuestra un profundo nivel de investigación. Sus libros tienen coherencia secuencial, y buen nivel de verosimilitud. Claro, siempre bajo la visión del autor, al que adivino como socialdemócrata convencido. Desde esos prismáticos otea el horizonte físico e ideológico de sus personajes.

Sin embargo, si comparo las obras de Follet, con “Noticias del Imperio”, me parece que el “Invierno del mundo” se queda en un buen proyecto de investigación de bachillerato, mientras que la novela de Del Paso es una tesis de doctorado que se acreditó con honores.

La obra es profusa en todo: datos, personajes, desarrollo, recursos, consideraciones, fuentes bibliográficas, evidencias de investigación, prosa, poesía, humor, pensamiento lógico, reflexión. Simplemente, lo es todo. Es más que una novela. Prosa, poesía y drama en una sola producción.

Es la segunda vez en mi vida que leo “Noticias del Imperio”. Al releerla, me congratulo que la primera lectura haya sido en mis años de bachillerato. No es una novela fácil de leer. Es muy atrayente. Pero es tan amplia en todo, que puede cansar a cualquiera si la quiere como lectura de un solo fin de semana.

Por principio, tendría que decir que le hace honor a su título. La novela es un fiel reflejo del entorno político, social, cultural, ideológico y económico que rodeo esa efímera aventura que llamamos “El Segundo Imperio”. En rigor, los años de 1864 a 1867 de la historia de México.

En verdad, es mucho más que eso. Al leer la novela, todos los datos que logramos entrever (tácita o sesgadamente) nos arrojan un panorama completo del mundo a mediados del siglo XIX. Sus XXIII Capítulos nos orientan cronológicamente entre 1861 y 1927.  Pero si hablamos de Maximilano, hablamos también de las circunstancias de su nacimiento. Si hablamos de Napoleón III, hablamos también del Napoleón II y Napoleón I. Si hablamos de Carlota, tenemos que remontarnos hasta el año de 1927, el de su muerte.

El panorama se amplía irremisiblemente, ante la mirada del lector.  Y cualquiera puede ser narrador. Casi la mitad de los capítulos nos remontan a Carlota, el año de 1927, la cual habla con un Maximiliano onírico y recapitula todas las partes de la historia. En tono de prosa poética, desgrana cual rosario todas las quejas, inquietudes, reminiscencias, amores  y recuerdos de la pobre mujer encerrada.

El resto de los Capítulos y subdivisiones, constituyen los más diversos narradores: ora es el autor en tercera persona, a manera de disertación; ora es un soldado francés, que se “cartea” con su hermano en París. Puede ser una prostituta que se confiesa con el cura, o bien un espía republicano que relata la batalla del Río Camarón. También Maximiliano forma parte de esta flota narrativa, e incluso miembros del clero. La versatilidad en los espectadores es sorprendente. No he visto otra igual en obra semejante.

Si uno lee “Noticias del Imperio”, requiere tener cierto gusto por la historia. O, al menos, una buena base de interés propio en los personajes principales. Necesita entrar al libro con buena información de fondo, pero saldrá con mucho más.  Advierto, el camino no es fácil. Nada más alejado de las novelas comerciales con narraciones simplistas y en primera persona. Olvídense de la línea argumentativa única, y de mirar el mundo con los ojos de una sola persona. Más bien, miraremos a un par de personas con los ojos de todo el mundo a su alrededor.

Definitivamente, es un libro que recomiendo. Pero no lo recomiendo para personas con prisa o para mentes cansadas. Se tendrá que leer, poco a poco, con intensión de asimilar. El Everest nunca se escala en un solo día. Y las experiencias obtenidas por su conquista, son irremplazables.
 

jueves, 20 de noviembre de 2014

HISTORIA MUNDIAL DE LA MEGALOMANIA. Los políticos que consentimos.


Acabo de leer, en una entrevista que se le hizo a Fernando Savater, una frase que me parece por demás adecuada. No tenemos el gobierno que merecemos; tenemos el gobierno que consentimos. Y esta frase, convertida en premisa, puede horrorizarnos si damos una mirada retrospectiva a la historia y descubrimos la cantidad de genocidas que ocupan ahora espacios en los libros de historia. Y no siempre en contra.

Pedro Arturo Aguirre gestionó un blog donde hablaba de los que, a su consideración (y en intercambio con sus lectores) son los peores personajes da la historia del mundo. De ese blog, surge el libro que ahora tenemos entre manos. Es, por decirlo en pocas palabras, una cornucopia de la tiranía. Punto a favor del autor.

Para realizar una lista de tal naturaleza, se tiene que ser arbitrario por necesidad. Muchos personajes vienen a nuestra mente por el simple hecho de citar "genocidas": Hitler, Stalin, Mao. Y depende de las ideologías del lector, para juzgarlos como megalómanos, o bien como prohombres. Tenemos que aceptar que, en todo el escrito, estará el estilo personal del autor y su juicio particular sobre la labor de cada mandatario. Y no todos estarán de acuerdo. Todavía tenemos en México un partido político que ensalza a Mao, y manda condolencias a Corea por la muerte de Kim Jong Il (Me refiero al Partido del Trabajo, claro). Es muy fácil elogiar al comunismo viviendo en un país capitalista.

En resumen, el libro es una colección de datos con los que Pedro Arturo justifica tener a una variedad de personajes. Todos resultan antipáticos al autor por las evidencias de megalomanía y culto a la personalidad que generaron cuando eran gobernantes.

El autor se remonta a Mausolo, Calígula, Nerón y Chiang Kai Sek. Nos otorga un descanso histórico con Napoleón. Luego, de manera vertiginosa, se agolpan todos los dictadores del siglo XIX y XX. La lista es larga. Y todos imaginamos a los personajes principales. Ya mencionamos a Hitler, Mao y Stalin. Sigamos con Mussolini, Franco, Fidel. Y muchos dictadorzuelos africanos y asiáticos de infausta memoria.

No necesariamente es un libro para leer página por página. Podemos seleccionar a los personajes que conocemos. La lista del autor, no necesariamente la tenemos que compartir. Y debemos de tener en cuenta que siempre, detrás de cada dato, está el juicio del autor. Se nota la ironía y el sarcasmo en el estilo redacccional. Ojo: no son biografías. Son cuadernos de cargo con evidencia suficiente para condenar a la jaula de los megalómanos a todos los individuos que componen el libro.


En este sentido, tenemos en la mano un buen libro de lectura, un buen libro de consulta. Pero también es un libro que puede cansar por la cantidad de personajes. Muchos quizás desconocidos. Y, en ocasiones, puede que te den ganas de jugar del otro lado de la cancha. No siempre se comparten los juicios del autor.