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jueves, 10 de noviembre de 2011

TOMAS SEGOVIA, testimonio de un destierro prematuro.


Si a alguien se le puede aplica la máxima que hizo famoso el finado Cabral "No soy de aquí, ni soy de alla", es al estimado escritor Tomás Segovia. La vida lo desterró por culpa de las circunstancias a la tierna edad de 13 años, viajando por varios países; terminó afincado en nuestro querido México. Tristemente, también podemos decir que la naturaleza misma de la existencia humana lo ha "desterrado" de nuestra estancia terrenal, no sin antes llevarse un considerable cúmulo de premios y reconocimientos.

El poeta español Tomás Segovia, afincado en México desde 1940, murió en la madrugada del martes a los 84 años de edad. El escritor, que nació en Valencia en 1927, se exilió tras la Guerra Civil en Francia, Marruecos y, finalmente, México, donde estudiaría Filosofía y Letras.

«Yo no pertenezco ni a un país ni a otro, ni a ningún grupo, generación, corriente literaria ni nada parecido. Esto no lo he buscado, simplemente creo que así fue mi destino. Considero que soy un desarraigado. Me desarraigaron, porque yo era un niño. De eso no culpo a nadie», afirmaba. Además de la poesía, Segovia cultivó el teatro, el ensayo, la narrativa y la traducción (Rilke, Bloom, Lacan...), así como el cine y la difusión cultural.

Antes de su incineración, el cuerpo del poeta fue velado por familia, amigos y compañeros de letras como Joaquín Díez-Canedo, director del Fondo de Cultura Económica; Javier Garciadiego, director del Colegio de México, y los escritores Enrique Krauze, Ana Clavel, José María Espinasa, Eduardo Vázquez Martín, Fabio Morábito o José de la Colina. Krauze reconocía que «no creo que haya existido, y esto era opinión de Octavio Paz, un prosista y, aún mejor, un poeta de la talla de Segovia».

A lo largo de su carrera, Tomás Segovia recibió importantes galardones:

Premio Xavier Villaurrutia en 1972,
premio Alfonso X de Traducción en 1982, 1983 y 1984,
premio Octavio Paz en 2000,
premio Juan Rulfo en 2005 y
el premio Federico García Lorca en 2008.

Entre sus obras destacan:
 «La luz provisional» (1950),
«El sol y su eco» (1960),
«Figura y secuencias» (1979),
 «Cantata a solas» (1985),
 «Otro invierno» (2001) 
 novela «Cartas de un jubilado» (2010).

Afortunadamente, nos deja un poemario inédito, titulado «Rastreos», que, en palabras de su viuda, María Luisa Capella, está «completamente terminado y listo para publicarse».