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martes, 6 de diciembre de 2011

Tirano: Los hay más en la actualidad....



La simple expresión suena como a sarna en la piel de los valores humanos modernos. Al pensar en un tirano, pensamos en un personaje por completo autoritario, deleznable, ambiicioso y egoísta a más no poder. Mejor sumerjámonos un poco en las aguas de la historia para atemperar estos prejuicios.

El "tirano" favorito de la Historia de México es, sin lugar a dudas, Porfirio Díaz. Pero incluso sus detractores reconocen que sin su mano dura, sin sus habilidades políticas y sisn su capacidad de extender el poder sobre las instituciones y los sátrapas regionales imperantes en nuestro famoso y decadente siglo XIX, México probablemente hubiera pasado a la historia...literalmente hablando.

En épocas de la Grecia Clásica, donde la democracia hacía sus pininos en las inmediaciones de Atenas, el concepto de Tirano era un tando distinto; cuando menos, más amplio. Ciertamente se le denominaba tirano a aquella persona que de manera autócrata atraía hacia sí todas las facultades del gobierno y de la cosa pública. Pero también eran tiranos aquellos que, por causas de extrema necesidad o fuerza mayor (inminente pelígro, diríamos en la actualidad) asumen de manera temporal una centralización en la toma de decisiones. De hecho, había tiranos que con la venía de sus respectivas asambleas o senados acaparaban el poder y "sacaban al buey de la barranca". Julio César es el más famoso de todos, aunque haya trascendido los libros con el adjetivo de "dictatore", que a algunos les sonará análogo al término que nos referimos.

¿De qué viene todo este comentario previo? No se entiende la historia de un mercenario griego, protagonista principal de la novela de Cristian Cameron, si no entendemos el desarrollo del término. El protagonista principal no es el tirano, sino un mercenario contratado exprofeso para contribuir a la resolución de los problemas de la ciudad, cuyo jefé máximo es el titular de la Novela. Bonito juego de palabras: un mercenario colabora en al éxito de los planes de un tirano.

Kineas es un veterano de la guerra de Macedonia contra el Imperio Persa. Perteneciente al cuerpo de caballería de las huestes de Alejandro Magno, le corresponde participar en las batallas decisivas de la guerra. Tiene la fortuna de encabezar las cargas de caballería en las batallas de Issos y Gaugamela. Dado que es un mercenario y no un macedonio, es despedido a las primeras de la victoria, dejándole un amargo sabor de boca. Quería continuar con sus aventuras.

Con la fama que le precede, dado que es un veterano triunfador en oriente medio, Kineas es contratado (como mercenario de nuevo) para adiestrar a las milicias de caballería de una colonia griega en el extremo norte del Mar Negro.

La primera mitad del libro resulta entretenida al exhibir el devenir de nuestro estimado Kineas, por mar y por tierra, hacia la ciudad de Olbia. En el camino se vuelva amigo de un espartano, reúne a sus compañeros de guerra y enfrenta las hostilidades de los pueblos salvajes de la estepa asiática. Por azares del destino, conoce a una lideresa de uno de tantos clanes, de la cual, con el tiempo terminará por enamorarse.

Ya llegados a la ciudad de Olbia, los retos son innumerables: entrenar a los hijos de los nobles en la disciplina militar y los valores de la caballería. Efectuar misiones diplomáticas de importancia clave para la colonia griega, aguantar las veleidades y el mal genio del TIRANO, que fue quien lo ha contratado....pero sobre todo, enfrentar un peligro creciente de parte de Macedonia. Mientras Alejandro Magno permanece en asia menor, conquistando Bactria y el Indo, su cacique regional Zoprionte ha decidido conquistar la parte norte del mar muerto y sus magníficas estepas, prolíficas en la producción de trigo. Claro, todo en detrimento de Olbia, Pantepecum y las tribus escitas que cabalgan libremente por esos territorios. ¿Será capas Kineas de superar todos los retos, y lograr vencer en la batalla final? ¿El amor de una bárbara es el camino deseado para un Ateniense de cepa, filósofo y guerrero?

El libro es una buen tratado de estrategia militar, y aprenderán mucho de las formaciones clásicas de guerra de tiempos antiguos. A quienes nos gusta la novela histórica, este es el libro ideal para unas tardes amenas de lectura. Si por el contrario, eres de gustos que no abarcan la historia o la novela  militar, puede resultarte un tanto cansado por el cúmulo de referencias en griego y en otros idiomas antiguos. Puedes confundirte con la terminología.

No es una novela muy elaborada en su trama. De hecho, no se entrelazan historias. Simplemente seguimos la línea cronológica de Kineas y sus breves devaneos mentales, producto de sueños y visiones místicos y premonitorios. Cual pitonisa antigua, el rey de los escitas tiene un chamán que considera a Kineas la clave para que la alianza entre los pueblos de las estepas y los colonos griegos triunfe por encima de las falanges macedonias.

Christian Cameron no es un novelista, es un historiador. Y con este ejemplar nos demuestra que puede desenvolverse con solvencia en tales géneros literaros. Repito: con solvencia, no con maestría. De hecho, ya estarán a la venta los otros dos escritos con los que pretende completar una trilogía, aparte de TIRANO: TORMENTA DE FLECHAS y JUEGOS DE FUNERALES. Desde mi particular punto de vista, este libro es recomendable, con las precauciones del caso.

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