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lunes, 20 de noviembre de 2017

EL HOMBRE QUE PERSEGUÍA SU SOMBRA. Lizbeth se descafeína.


David Lagerkranz ha hecho un trabajo más que respetable en la cuarta entrega de la Serie Millenium. Nos entregó un libro bastante parecido en el tono y en el estilo narrativo si nos referimos al autor original. No olvidemos que Stieg Larsson puede considerarse el padre de la novela negra policiaca de los países nórdicos. Suena un poco complicado semejante título honorífico.

Tanto Lizbeth Salander como Mikael Blomkvist son personajes contradictorios. Alejados de los arquetipos convencionales referentes a los héroes televisivos. Para nada perfectos. Ninguna coherencia generalizada entre los valores comunes de los mortales, pero una coherencia perfecta respecto de su personalidad y los motivos de sus acciones.

En esta quinta entrega, descubro un libro pastante aceptable, que me provoca un deseo de leer la historia de corrido hasta al final. Sin embargo, poco a poco me doy cuenta de que me han cambiado un poco a los personajes principales. Lizbeth es la mujer atormentada que busca en el daño a los misóginos que se le atraviesan una suerte de vendetta personal hacia Zalachenko y el maltrato que su madre sufrió. Mikael es el reportero venido a menos por una demanda de difamación, que logra recuperar parte de su prestigio con las historias de trata de blancas que complican la trama de su amiga del dragón tatuado.

De repente, Lizbeth parece una heroína de serie de televisión, acostumbrada a repartir porrazos cual copia femenina de Jason Bourne. Le rompe la mandíbula y deja en malas condiciones a la criminal más peligrosa de todo el país. Por cierto, se llama Benito. Además, resuelve apoyar de manera desinteresada a su vecina de celda, por la simple intuición de que es una víctima de las circunstancias y es abusada constantemente por una mujer encarcelada con nombre del Benemérito de la Patria. ¿Qué tal?

Volvamos al principio: Lizbeth cumple una condena en la carcel, acusada del secuestro de un niño autista - véase el capítulo 4 de la saga-. Afronta la situación con una especie de estoicismo digno del emperador Marco Aurelio. Por otro lado, Mikael sigue disfrutando del nuevo auge de la revista Millenium. Aburrido, sigue en búsqueda de material para realizar un reportaje de impacto.

En la cárcel, Lizbeth recibe la visita de su antiguo tutor, Holgren Palmer. Se entera de que su pasado no está resuelto del todo. Víctima de Zalachenko, si padre, y de Camilla, su hermana gemela, se ha enterado de que hay indicios que indican que fue víctima, junto con un grupo de más de 30 gemelos, de un experimento de crianza fallido. Esa nueva obseción la pondrá en ruta del hackeo, y pedirá toda la ayuda a MIkael para que utilice su olfato de sabueso y descubran a los responsables de tales atrocidades, los cuales siguen vivos e impunes por sus experimentos.

Mikael acudirá a sus conquistas anteriores, y contemplará el asesinato del tutor de Lizbeth. Ella dirigirá la búsqueda hacia otro par de gemelos escondidos, de origen gitano. Y de paso, hará justicia en la cárcel poniendo en su lugar a Benito, la amenaza número 1 de las cárceles de mujeres Suecas.

No cabe duda de que el autor trata de actualizar la trama de la mejor manera posible: república de hackers, fundamentalismo islámico, la bolsa de valores y la impunidad con la que viven los criminales de bisturí y estetoscopio. Muere un personaje sumamente querido, como lo es el tutor de Lizbeth, y la trama se vuelve peligrosa, aunque cada vez menos oscura, menos densa.

Comparado con la entrega del libro anterior, este volumen no llega ni a la mitad de contenido. Y si lo comparamos con la entrega original, quizás una tercera parte. Cumple en amenidades en cuanto al propósito de ofrecer entretenimiento, pero creo que dejará menos satisfechos a los fanáticos de los personajes;  adoraban los personajes retorcidos, las tramas oscuras y la convicción de que los buenos personajes de las historias no buscan en bien común ni la verdad universal, sino la venganza personal y sobrevivir a sus propios fantasmas. Si ambos tipos de objetivos coinciden por las circunstancias, mejor.

No dudo en decir que es una buena novela, pero no me atrevería de catalogarla con adjetivos de excelencia. David Lagerkranz cumplió al tratar de cumplimentar el legado de Stieg Larsson. Es hora de dejar en paz a la serie y a sus personajes. Corren el riesgo de arruinarlos, como al Batman de Christopher Nolan.

https://youtu.be/os02h6zc0uk