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miércoles, 17 de octubre de 2012

DEMOCRACIA Y TRANSICIÓN POLÍTICA 2012.


DEMOCRACIA Y TRANSICIÓN POLÍTICA. MÉXICO 2012.

Eduardo Campos Hernández. Octubre 2012.Peña Nieto y AMLO.

He de reconocer que la mera escritura de unas líneas relacionadas con la situación política de nuestro país en la actualidad, me ocasiona vaivenes mentales similares a la estancia en la montaña rusa. ¿Por dónde empezar? Simples reflexiones de un maestro de humanidades. Esperanza e insatisfacción se reúnen en un nuevo sentimiento, difícil de describir. El tema está sobreseído en las primeras planas de los periódicos y en el contenido principal de todas las revistas de interés general. Sin embargo, espero que sean de utilidad para el lector.

Tenemos una clase política que nos merecemos, ya sea porque nuestra sociedad los ha producido, o simplemente porque les hemos permitido ocupar el lugar preponderante que ahora dominan. Hablar de un político en México significa que hablemos muy bien en su cara, pero muy mal a sus espaldas. ¿Ven por qué afirmo que tenemos los políticos que nos merecemos?

Y si tenemos políticos a nuestro mérito, resulta obvio concluir que tenemos el gobierno que nos merecemos, hayamos votado o no por el candidato del partido ganador. Me resultó sorprendentemente  intrigante, en mi reciente labor como Consejero Electoral Distrital, descubrir las excentricidades propias de la cultura política mexicana. Ante la sociedad, todos los candidatos se anuncian como CIUDADANOS, antes que como integrantes de un partido. Al momento del conteo electoral, los representantes priorizaban defender a los candidatos PARTIDISTAS, dejando un poco a su suerte a los que se jactaron de ser ciudadanos. Un simple ejemplo de las caras que exhiben nuestros políticos en estos momentos tan cruciales para la vida social mexicana.

Respecto de nuestro sistema electoral, basamos nuestros avances en nuestras desilusiones. En el subsuelo de la personalidad del mexicano, están latentes las añoranzas de un tlatoani, de Su Majestad,  de un cacique, de un libertador omnipotente. Renegamos de ellos, pero los tenemos en las cervezas, en los chocolates, en nuestras calles y nuestras monedas. ¿Por qué deberíamos de ser diferentes ahora? Siempre vivimos, históricamente hablando, bajo la mano que después de aplicar el “garrotazo” también nos otorgaba un ligero apapacho. Ahora, que debimos – y debemos- comportarnos como adultos en eso de ejercer la democracia y las funciones políticas, resulta que los políticos que elegimos (elegir, en este caso, no significa que hayas votado por ellos) se comportan de cualquier manera,  contraria a la que esperábamos.

México,  por mucho tiempo, estuvo hecho para simular la democracia, no para ejercerla. Hace apenas unos años, creímos que la alternancia en el poder nos daría el gran salto de calidad en cuanto a gobernanza. Tremendo fiasco nos llevamos. Las dos últimas elecciones presidenciales nos han llevado a una postración postelectoral, que produce una suerte de insatisfacción.  Y  las modificaciones al sistema electoral tampoco nos dejan bien parados.

Finalmente, creo que, aunque a primera vista, el tono de mis palabras suene un tanto sombrío, en realidad yo veo la situación actual con una serie de luces y sombras. Quisiera enumerarlas a continuación.

SOMBRAS:

-          La alternancia no nos trajo -no nos traerá-  por sí sola, cambios de gran magnitud en el buen gobierno de nuestro país.

-          La corrupción no es un problema partidista. Es un problema cultural. La vivimos en nuestra familia, en nuestro trabajo, en todas nuestras instituciones, cuando preferimos la palanca y el amiguismo al mérito propio.

-          ¿Hay nuevas generaciones en la política? De ninguna manera. Paradójicamente, en un país donde la reelección en cualquier puesto está terminantemente prohibida, los chapulines abundan por doquier. De diputados locales a federales, de funcionarios estatales o federales a senadores, lo que importa es seguir viviendo del presupuesto. Desde mi adolescencia, recuerdo a Beltrones en algún puesto político. Diputado, senador, diputado, gobernador. Ricardo Monreal tiene a sus 3 hermanos metidos en política, todos en partidos diferentes. El fue priísta, perredista, petista…ahora del Movimiento Ciudadano.  Javier Lozano, el “Perro Aguayo” de los senadores panistas, era hace una década, ferviente Salinista y Zedillista. Del Niño verde ni siquiera quiero hablar. No merece unas líneas. Desde 1994 vive del presupuesto.

-          Buena parte de la sociedad mexicana se debate entre dos estados: el individualismo que se desentiende de los problemas del país (mientras no le afecten a ellos), y el pandillerismo ideológico que llama al exterminio de quien no comparte cierta ideología o punto de vista.

-          Corremos el riesgo de que el miedo sea el criterio principal de nuestras decisiones. Ha sido patente su influencia en las elecciones.  Las pasadas y las recientes. Somos una sociedad que no arriesga; prefiere conservar lo pobremente adquirido a ser proactivos y buscar cambios fundamentales.

-          No tenemos un proyecto único de nación. Las visiones de los partidos políticos, por más que se presuman como análogas en los QUÉ, realmente son diferentes en los COMO. En un país dividido, los que avanzan más lo hacen a costa de los que se quedan. ¿No es eso lo que nos ha pasado los últimos años? Exportamos migrantes, pero importamos futbolistas generalmente bien pagados. Según el periódico El Economista, conviven en nuestro país 52 millones de pobres, junto al hombre más rico del mundo. De hecho, junto a 11 millonarios de la lista de Forbes.

 

LUCES:

-          La pluralidad es un hecho ineludible en el México del 2012. Si alguien lo duda, vea el Documental “Hecho en México”, de reciente aparición. Desde mi punto de vista, la pluralidad enriquece mucho más de lo que obstaculiza.

-          Ya no es el país “del Chavo del Ocho”, que se creía todo lo que le contaban. Esa ingenuidad está enterrada. Aunque tenemos una ley de transparencia en proceso de mejora, es incluso mucho mejor que las que tienen otros países desarrollados. Ya hay varias opciones para leer, ver o escuchar noticieros. Y eso es irreversible.

-          Las organizaciones de la sociedad civil han aumentado prodigiosamente en los últimos años. Los héroes del Siglo XXI suplirán a los Hidalgo, Morelos, Madero y Juárez. Hablo de Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace, Javier Sicilia y María Elena Morera. A lo mejor no aparecerán en los libros de texto, pues resultan incómodos al gobierno y a los políticos. Han desnudado la ineficacia de un sistema político actual. Es labor de nosotros como sociedad lograr que su labor perdure y se reproduzca en muchos de nosotros.

-          Los candidatos presidenciales han estado, más expuestos que nunca, a las interrogantes y requerimientos de la sociedad civil. Han tenido que participar en numerosos foros, incluso algunos se negaron a participar o dar respuesta. La mejor herramienta que tenemos es la información, y debemos de ser hasta cierto punto inquisidores con quienes nos gobiernan. Si no se atreven a obrar bien por conveniencia, lo harán por vigilancia.

En conclusión, soy un ciudadano más, hasta cierto punto insatisfecho con lo que hemos logrado hasta el momento. Pero albergo la esperanza de que tenemos en nuestras manos las opciones, directas o indirectas, de darle a este país el cambio cualitativo en su sistema político. Prediquemos y ejemplifiquemos desde nuestro ámbito, para erradicar las sombras y poner en un pedestal las luces que de momento consiguen que nuestro país no esté en la completa oscuridad. Los futuros políticos, empresarios, empleadores y líderes de opinión, posiblemente están estudiando en nuestro Colegio. Cambiar el futuro implica cambiar el presente, AHORA MISMO.  Muchas personas en distintos lugares, haciendo cosas diferentes, están cambiando el mundo. ¿Por qué no empezar a cambiar el país desde el Colegio Miraflores? Difícil tarea, que requiere valentía, autoanálisis, honestidad permanente. Pero ineludible, si consideramos el lema de nuestra institución: “La verdad los hará libres”.