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sábado, 1 de agosto de 2015

La sombra del mundo.Indigerible.

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Aclaro. Si bien la expresión artística tiene su buena dosis de subjetividad, también hay fundamentales que no se pueden omitir, al momento de analizar una obra. Hay criterios de redacción, prosodia, elaboración de argumentos. Un escalón arriba, encontramos la habilidad narrativa, el equilibrio entre descripción y acción, la complejidad y el manejo del contrapunto, cuando es pertinente.

En un tercer nivel, considero, están otros elementos de juicio: la calidad del producto, lo que viene en el empaque en comparación con el contenido. Cuando el empaque es muy vistoso, y el contenido escaso, tenemos un engaño. O mejor aún, un autor pretensioso. Esperen, esto se pone más interesante; podríamos tener un truco publicitario exitoso.

¿Por qué seleccioné para mi lectura de verano "La sombra del mundo"? Simplemente, por el empaque. Acudí a comprar un par de libros de regalo, y en la sección de novedades me encontré en la trampa. En la cual, por supuesto, caí. Una serie de libros debidamente empaquetados, una editorial de prestigio (Alfaguara), una cintilla con frases elogiosas sobre el autor, y tres recomendaciones sobre la novela y la trascendencia de leerla. Seguramente, inserciones pagadas.

Me dejé llevar por la intuición. ¿Quién es Nir Baram? ¿Será el sucesor de David Grossman o de Amos Oz? Hay una nueva luminaria en el campo literario de la estrella de seis picos, y es la versión judía de Joel Dicker. Un joven que arrasa con su libro, nombrado el libro del año por la revista TimeOut. Así parecía.

Creo que allí estuvo mi error. Mi mente interpretó que era el libro del año, nombrado por la revista TIME. Y los elogios que aparecen en la portada y la contraportada, decían que el autor era como el Dostoievsky del Siglo XXI. Que era una novela revolucionaria, pues al narrar cómo los jóvenes salían a la calle, haría que todos saliéramos a la calle. Total, lo compré.

Escribo estas líneas mes y medio después de haber adquirido el libro. Literalmente, no pude terminar de leer el libro. No de la manera como me gusta leer los libros. Tuve que leer en diagonal varias de las partes. Me dormía continuamente, y me forzaba para terminar de leer un capítulo. Sentía que tenía en frente un montón de líneas que no llevan a nada. Una y otra vez.

¿Cuál es la trama? ¿En qué se basa la premisa? Trataré de explicarla, desde mi muy humilde interpretación. Sigo dudando sobre si tiene trama o premisa. O mejor aún, si es que el planteamiento funciona.

Primera: Un joven israelí anodino, Gabriel Mantsur, se abre camino entre la vida empresarial del Israel de los 80's y 90's al ser comisionado por un amigo, Michael Brookman, para crear una fundación sionista que sea gancho de atracción para inversionistas de todo tipo.

Segunda: Un grupo de jóvenes, inmaduros, semi-empleados y con escasas neuronas, deciden convocar, por ocurrencia, una huelga mundial el 11 del 11 del 11. Esto ocurre en Londres.

Tercera: Tercera, una corporación de consultoría política estadounidense, de afinidades más bien liberales y socialdemócratas, pasa las de Caín ante la renuncia de un miembro, sus revelaciones comprometedoras, y sus fracasos internacionales.

Se supone que, en algún momento del libro, estas tres tramas se unirían, y descubriríamos, en retrospectiva, el santo grial de la crisis internacional de la década pasada. Bueno, pues terminé de leer el libro, y realmente no encuentro el nexo.

Bueno, parece que existe alguno. Gabriel Manzur se vuelve importante, consigue a muchos incautos para que inviertan en el fondo de su amigo. Incluso él tiene todo su capital en ese fondo. Las operaciones de ellos ( y de miles más en Estados Unidos) propician la caída y la quiebra de Lehman Brohthers, y la reacción en cadena de la crisis del 2008. A Gabriel se lo lleva la tristeza, pero no enfrenta cárcel pues fue el parapeto de sus jefes. Obvio, los fondos de Brookman y asociados, se fueron a pique.

Dado que el mundo entra en crisis, hay insatisfacción entre los ninis de Londres. Y un grupo de amigos imberbes (mentalmente hablando) deciden provocar un movimiento que cobrará relevancia mundial, por la tendencia actual de subir todo a las redes mundiales. Algo que empezó como estupidez de juventud, es interpretado por el mundo como un movimiento de protesta soberbiamente fundamentado en una nueva generación que exige el cambio en las estructuras del poder del orbe.

Aclaro que estos jóvenes realmente no son ideólogos ni pensantes. Más bien parecen nihilistas por coincidencia.

Ah! Y la empresa de consultoría estadounidense, no encuentra como lidiar con sus fracasos en asesorías a distintos gobiernos y candidatos, a deserciones de su equipo, a decisiones institucionales de dudosa moralidad, y a enfrentar con una campaña a los ninis estúpidos que convocaron una huelga mundial el 11 del 11 del 11.

LA VERDAD, más que ver estas tres tramas como los ingredientes de una hecatombe mundial, me dejó la impresión de que unos son víctimas de las estupideces de los otros. Y al ser víctima de una estupidez anterior, empujamos una bola de humo con los vientos de nuestra estupidez, indebidamente justificada.

No se empuja una bola de nieve. Una bola de nieve tiene impacto, arrasa, destruye. Una bola de humo solo marea, quita la vista, distrae. Así me sentí a medida que leía este libro.

¿Cómo podría catalogar esta producción literaria? Como una suerte de popurrí donde mezclamos El lobo de Wall Street, El Club de la Pelea, Los protocolos de los Sabios de Sión, Diamantes de Sangre, y Una pareja de Idiotas.  De antemano, al revisar estos títulos de libros y películas, sabemos que no puede surgir nada bueno.

La literatura es encuentro, es interpretación. Es texto, lector y contexto. Quizás no estoy en el contexto adecuado en estos momentos, para poder disfrutar de este libro. Pero la verdad, en estos momentos, mi interpretación me hace ver a un autor bastante pretencioso. Me dice cosas que ya se, y que están mejor contadas en otras obras artísticas. Allí tenemos "Inside Job", "Capitalism, a Love Story", o el documental de Netflix "The Square". En serio, es más productivo su tiempo si observan algunos de estos productos, que la lectura de este libro. En mi humilde opinión.

Y que en el periódico alemán "Frankfurter Allemenie Zeitung" alguien haya dicho (nunca aclaran qué periodista o editorialista del periódico lo dice) que este Nir Baram era el Dostoievsky del siglo XXI, me parece una real estupidez. En "La sombra del mundo", todos los personajes del libro, literalmente, te caen mal. No te involucras con ninguno de ellos. Pueden explotar o desaparecer por combustión espontánea, y te da igual. No hay un proceso interno tangible que nos valide la existencia de un cambio moral en las personas. Hay mucha narración e introspección, pero no lleva a ese resurgimiento ético de sí vemos, efectivamente, en las obras de Dostoievsky.

Pocas veces llego a esta conclusión, cuando hago reseñas o comentarios. Este libro fue una mala experiencia, en lo personal. Ya les hablaré de Le Clézio...y espero tener mejor puntería.