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sábado, 26 de diciembre de 2015

VE Y PON UN CENTINELA. El ruiseñor no es como lo pintan.



¿De dónde viene la frase que tiene que representar toda la complejidad de un libro? De la Biblia. En concreto, Isaías 21, 6. Así le dijo Dios a Isaías: "Ve, y pon un centinela que dé aviso de lo que observe."

¿De qué parte del libro obtenemos esa frase, como referencia obligada para el argumento de la novela? De los recuerdos de Jean Loise Finch. Scout, para quienes recuerden la Novela previa, escrita hace más de 50 años. Me refiero a "Matar un ruiseñor". Desgraciadamente, me parece que las diferencias entre ambas obras son muchas, a pesar de la columna vertebral de acontecimientos que está bien asentada, cual cable conductor de un fósil de dinosaurio.

Si la novela era el intento de demostrar que Harper Lee era algo más que una escritora monobíblica, parece que se quedó en el intento. Y los argumentos para respaldar una opinión de tales dimensiones, pueden basarse tanto en la calidad literaria del libro como en la construcción de los personajes.

Pero vayamos por partes. La polémica está suficientemente establecida en Estados Unidos. A estas alturas, Harper Lee ya vive en una residencia de ancianos, casi no ve, prácticamente está sorda y con vigilancia permanente. ¿Pudo ella, en esas condiciones, darle los últimos toques a un borrador que permaneció como diamante bruto durante 50 años? ¿Alguien quiere aprovecharse del Harper Lee, de su Pulitzer, de su entrañable narrativa y subirse a la ola del neo-revisionismo sobre los Derechos Civiles en USA? Se pone de moda en el cine, el arte, la literatura, esa nueva reivindicación sobre la igualdad, ese combate contra el dedo flamígero que sigue pendiente a la caza de cabezas coloridas, indicando sus debilidades, atribuibles por conclusión impecable a su naturaleza.

Leí el libro. Dejé de lado la conteroversia. Tampoco quedé satisfecho. Quería leer a Harper Lee, y me encontré algo parecido, pero identificable como diferente.

Sobre el estilo. La narrativa, las evocaciones, los diálogos cortos alternados con explicaciones sencillas sobre la visión de las cosas. Se parecen mucho a los de Matar a un Ruiseñor. Aunque son de repente demasiado rústicos. Como si quisieran demostrar, en su sencillez, que son efectivamente un borrador, un feble intento de lo que después será una obra maestra.

Recuerdo cuando leí "La verdad sobre el caso Harry Quebert", y después leí "Los últimos días de nuestros padres. Se reconoce en ambas obras al autor. El autor trasciende en su estilo, sus maneras, sus esquemas mentales. Vemos al Joel Dicker como escritor primerizo, y como novelista consumado. En el caso de "Ve y pon un centinela" y "Matar un ruiseñor", el reto era mayúsculo.

En todo caso, la novela de la que hablamos se trata de Jean Louise Finch, toda una profesionista con residencia en New York. Su amigo Hank, es ahora el abogado que sirve de mano derecha de su padre, en el despacho legal. Su nana, Calpurnia, está jubilada. Alejandra, la tía apretada que siempre le recriminaba sobre sus malas maneras y su falta de femineidad, es ahora quien lleva la casa. Jem, su hermano, murió hace algunos años.

Pero esperen, la novela trata más del pasado que sobre el presente. Si la novela tiene el marco de los años iniciales de la lucha por los Derechos Civiles en USA. Y es una época perfectamente explotable. Pero, desde mi percepción, me parece que solo el 40% de la novela es tiempo presente. El otro 60% son los recuerdos de Jean Louise durante su infancia. Pareciera que quisiera robarle al libro anterior, para rescatar y volver más interesante el segundo. En esa perspectiva, me defraudó un poco.

El libro transcurre entre el pasmo y la indignación de Jean Louise, al comprobar que Maycomb, Alabama, va para atrás, en vez de ir hacia adelante, en esa rueda de la historia. La gente sigue siendo chismosa, prejuiciosa, monolítica de ideas. Y en esa constatación se enmarcan los recuerdos, desarrollados de más, desde mi parecer, de la infancia de Scout y sus travesuras. Travesuras muy parecidas a las de su infancia, pero ahora con efectos completamente distintos.

Si de niña se arrojaba al río con todo y ropa, en compañía de Jem y Hank, simplemente se ganaba una reprimenda. Ahora, se arroja de noche al río con su amigo Henry, y alguna de las mujeres decentes del pueblo hace correr el rumor de que estaba nadando desnuda, en peligrosa actitud de lascivia, con ese pelafustán cuyos antecesores siempre fueron la escoria blanca del pueblo.

Precisamente de sus recuerdos de infancia se toma el título del libro. Jean Louise rememora cuando las tres iglesias cristianas del pueblo organizaban "misiones" durante una semana, e invitaban a predicadores de mayor talante. Uno de ellos, el señor Stone, utiliza la frase para el inicio de su predicación. Y la inocente Scout parece interpretar que ese "Ve y pon un centinela" significa estar pendiente de todas las amenazas que el mundo liberal y desarrollado les propone, en relación al estilo de vida tan ordenado y fijo de los habitantes de Maycomb. ¿O significa la imposición yanqui? ¿O el regreso a la ortodoxia que desearían las Iglesias de Inglaterra?

Tanto los recuerdos del pasado, como las breves vivencias del presente, son un adecuado vademécum sobre todos los prejuicios que tiene el sur profundo: prejuicios sobre los judíos, sobre los católicos, sobre los yanquis, sobre los negros, sobre el Gobierno Federal. Todo lo que amenace el estilo de vida de un redneck, es un enemigo a combatir.

La parte más triste de la novela, es que destruye a los personajes que nos causaban admiración en Matar a un ruiseñor. Atticus era un virtuoso kantiano. Ahora la novela lo presenta como un racista maquiavélicamente moderado. Calpurnia era una señora amorosa, la nana que se convirtió en la madre que nunca tuvo. Ahora es una vieja de ojos y de mente. Los negros eran medianamente felices con un estilo de vida en completa subordinación al hombre blanco. Ahora son unos insoportables porque quieren de tajo los derechos que les han dicho que tienen, aunque no se los merezcan.

Maycomb es una Bosnia en ciernes. Y Jean Louise no puede creer que su padre esté en el Consejo de Ciudadanos, el cual busca frenar los intentos del Gobierno Federal por la igualdad de Derechos. Tampoco puede creer que su padre y Henry acepten el caso de un negro que comete homicidio culposo contra un indigente blanco, con el fin de que se declare culpable por voluntad propia. No vaya a ser que lleguen esos abogados yanquis de la NAACP y armen un desbarajuste. No se metan con nuestros negros.

Prefiero quedarme con el Atticus del pasado. También me decanto por la Calpurnia de la primera novela, que se encarga en su tiempo libre de Jem y Scout, y los lleva al servicio religioso negro, donde hay mejor ambiente y una fraternidad envidiable. Y prefiero quedarme con la primera novela de Harper Lee. En esta segunda, algunos de los personajes simplemente no encajan. O quizás sea mi rechazo parcial a la obra, dado que destruye a algunos de mis ídolos literarios. El mundo necesita más honorables por convicción, y menos hipócritas por conveniencia.

jueves, 10 de diciembre de 2015

CAMINARÁS CON EL SOL. Un personaje que merece más.


¿Quién es Gonzalo Guerrero? Definitivamente, un personaje de la historia que merece más, mucho más. Más libros, más biografías, más polémica, más interpretaciones acerca de sus hechos, sus motivaciones, su circunstancia extraordinariamente personal, en un mundo que fue víctima de un acontecimiento transcontinental tan disruptor como lo fue la conquista de América.

Este mismo pensamiento, que aflora en mi mente de manera inequívoca tan solo evocar el nombre del personaje, imagino que fue recurrente también en el cerebro de Alfonso Mateo, autor de “Caminarás con el Sol”.

Y ahora que hablamos del autor, es bueno presentar sus credenciales: Licenciado en Geografía e Historia, especializado en Historia Antigua y Medieval. Por su parte, fuere aficionado a la arqueología, la antropología y la escritura.

Tiene varias novelas en su haber, y ésta es la primera que llega a mis manos. Desde hacía tiempo que quería obtenerla, pero cuestiones de disponibilidad y costos impedían la adquisición y el traslado. Dios bendiga a Jeff Bezos, je.

Vayamos a la novela. Está narrada en primera persona. Desde mi punto de vista, esta postura limita mucho la capacidad de descripción de todos los escenarios. Hay que pasar por el filtro del protagonista, lo que impide una extensión amplia de todos los lugares.

Por otro lado, la novela en realidad no implica la vida completa del protagonista. Está sumergida en los recuerdos de Gonzalo (dando a entender que estaba pensada una secuela) a partir de sus primeros años de vida. Y no termina con su muerte por un cañonazo de los españoles mientras los combatía en la expedición de Honduras. Este libro se queda en el primer avistamiento de las tierras mexicanas, por Hernández de Córdova. Y se presume que la causa de la hostilidad que presentaron todos los indios en relación a sus contactos con los españoles de esta primera expedición, se debió al convencimiento de proceder de esa manera por parte de un Gonzalo Guerrero ya tatuado, perforado, a la vestimenta indígena y hablando en un perfecto dialecto derivado del maya.

¿Sorprendente? Pareciera un espacio poco socorrido de nuestras crónicas oficiales. Sobre todo, en esas épocas en que se defendía el indigenismo a ultranza y se mostraba a los españoles como crueles conquistadores, sedientos de sangre y de oro. Se nos muestra el mestizaje como un proceso indígena que demeritó la riqueza cultural autóctona, en favor de la propuesta cultural vencedora.

No es tan simple. Y es lo interesante del libro. ¿Qué puede llevar a un español, capturado como esclavo por parte de los mayas, a asumirse como parte de ese nuevo pueblo, al grado de engendrar hijos mestizos y morir por su patria adoptiva?  Simplemente, circunstancias históricas y personales excepcionales.

El libro nos narra, de manera un tanto breve, su infancia y adolescencia. Su nacimiento en Palos, la muerte de su hermano mayor, la abnegación de su madre y un padre permanentemente ausente. Tendrá dos fórmulas para salir de la miseria de su contexto local: como soldado de los reyes, o como navegante.

En su juventud, prueba ambas. Navega en el barco de su tío, y participa en las campañas del rey de Aragón contra los franceses, por la posesión del reino de Nápoles.

Luego vendrá su viaje al nuevo mundo: territorios de lo que hoy son Colombia, Panamá y República Dominicana. Los españoles, frustrados por no encontrar el tan ansiado oro, se dedicaban a la explotación de caña de azúcar. Los indígenas morían como moscas, por lo que era necesario realizar expediciones para esclavizar a los nativos.

Esta primera parte del libro, me resulto un tanto monótona, sin tanta capacidad para despertar el interés del lector. A partir del segundo tercio de la novela, encontramos el tan famoso nudo de la historia. Su barco de regreso a La Española (República Dominicana), sufre una serie de tormentas y fenómenos climatológicos que los llevan a naufragar frente a las costas de Quintana Roo. Doce sobrevivientes (dos mujeres) serán apresados por los indios Tutul. Y poco a poco, el número irá disminuyendo. Algunos serán sacrificados, otros repartidos y vendidos como esclavos.

Gonzalo Guerrero, en su calidad de esclavo, sorprenderá a los nativos con sus capacidades bélicas en una emboscada a una expedición comercial. Y allí comenzará su ascenso social: de esclavo a hombre libre, a emparentarse con personajes de la alta nobleza maya, a consejero militar. Adoptará por necesidad primero y por gusto después, los hábitos de vestimenta mesoamericanos, las perforaciones y horadaciones, los tatuajes. Sus hijos son los primeros mestizos del continente que no sean producto de sometimiento o de abuso.

En esta segunda y tercera parte, el libro fluye con una habilidad envidiable. Como buen antropólogo e historiador, Mateo-Sagasta narra de sentida manera las costumbres mayas de la época: su cuidado de la milpa, sus celebraciones religiosas, la gran mezcla inseparable entre la espiritualidad y la vida misma. Me resulta sorprendente leer que, en pleno terremoto, los mayas no se escondían ni acudían a calmar a sus seres queridos: acudían a sus milpas, para hablarles, tranquilizarlas, susurrarles “al oído” que esa temblorina pasará, y que no sufrirán daño. Tanta ternura hacia la naturaleza me resulta conmovedora.

¿Es un libro que recomiende? Por supuesto. Vale la pena. Peor se puede mejorar la interpretación de la historia. Insisto, Gonzalo Guerrero merece un ladrillo de libro, o una serie de televisión. Un Dicaprio o un Mattew  Mc Conaughey que lo representen, con narigueras y todo.

El libro empieza un poco lento y soso, desde mi percepción. Pero se toma vuelo a la mitad, y te quedas con ganas de conocer a fondo la vida de este personaje. Sobre todo, conocer y simpatizar con su decisión de “traicionar” a sus paisanos, a juicio de una historia mal interpretada.

jueves, 19 de noviembre de 2015

CRONICA DEL PAJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO. Asuntos no resueltos.


Debo confesar que, si bien me declaro admirador de la obra de Murakami, me resultó mucho más difícil concluir con la lectura de esta novela, en relación con el resto de su producción.
Candidato permanente al Nobel, en la última década el autor japonés se ha dedicado a escribir libros más bien de tamaño pequeño, que se venden por millones en Japón gracias a una reputación bien ganada.
Y me parece justificado. Hablaré sin mucho conocimiento de causa, pero me parece que la sociedad japonesa es en cierto sentido tan “predestinada”, tan “cuadrada”, que las novelas de Murakami se convierten en una excelente plataforma de despeje para salir de la odiada rutina e imaginar que pueden hacer cosas extrañas, acudir a mundos ocultos, salir de la rutina esclavizadora. Solo imaginar, le da al hombre varios centímetros más en la métrica de la libertad.
Vayamos al tema. Espero no terminar en una confusión autogenerada, dado que esta novela es de muchos matices: intimista, descriptiva, fantasiosa, psicoanalítica, de doble ámbito, de múltiples entradas, con un traslado del contrapunto a niveles que no había visto en ningún caso.
¿Hay una premisa inicial, que colabore con el nudo de la historia? Creo que sí. Y la premisa sería que a la gente ordinaria, por muy ordinaria e insípida que parezca, le pueden ocurrir cosas extraordinarias.
Pero no debemos de confundir cosas extraordinarias con cosas maravillosas. Lo extraordinario no es bueno, ni siquiera en la mayoría de los casos. Pero sí se constituye en una sacudida peligrosa que provoca el descarrilamiento de lo que pudiera ser una vida anodina.
¿No nos sentimos así, la mayoría de los casos? Insisto, creo que en esta parte es en donde podemos encontrar la clave del éxito de Murakami: darnos la esperanza de salir, como miembros de una sociedad sumamente estandarizada, del terreno de la abulia.
La mediocridad de tu vida no se mide por la falta de logros reconocibles ante los demás; se calcula por la intensidad de tus vivencias. Tampoco me refiero a la Pamplonada, al surfeo con tiburones, el salto boongie. Me refiero a que tu vida está escrita en prosa, y de repente solo puedes continuar con gestos. O a que tu narrativa se redacta en un cuaderno de raya, y súbitamente solo tienes la arena para seguir tu escritura.
En fin. ¿De qué va la novela? De la vida de Tooru Okada. Un adulto joven japonés. 35 años, casado desde hace 6 años con Kumiko. Ella trabaja en una agencia de noticias, un medio informativo local. Él, desde hace un par de meses renunció a su puesto de oficina en un despacho legal, y vive del seguro de desempleo.
Como buen desempleado, se encarga de las labores caseras mientras su esposa trabaja. Recibe una llamada de una mujer desconocida, una llamada de naturaleza lasciva. Cuelga y sigue con su proceso de cocina.
El entorno de Tooru comenzará a cambiar. Hay signos alrededor de su existencia, que le sirven como referencia: el gato (que lleva un mes perdido), su departamento (cedido por un tío, bajo una renta módica), el ruido de la naturaleza, en general. Sobre todo, el pájaro que le da cuerda al mundo. Es un pájaro que de madrugada, pica contra el tronco de los árboles, de manera ocasional. A Tooru le parece que ese sonido es como si el pájaro le diera cuerda al mundo, de forma que todo siga igual, como el día anterior.
Bueno, pues a partir de estos primeros momentos, la vida de Tooru se convierte en un tobogán, del que quizá no salga bien librado. De manera esquemática, traeré al texto los principales acontecimientos que propician la transformación de la vida de Tooru:
  • Su esposa escapa de la casa, llevándose solo la ropa del día.
  • Conoce a Creta y a Malta Kano, hermanas y adivinas de profesión.
  • Entra en contacto con Noboru Wataya, su cuñado y némesis. Un tipo siniestro del cual sospecha tiene la culpa de la desaparición de Kumiko, su esposa.
  • Se hace amigo de una adolescente vecina, un tanto transtornada: May Kasahara. Con ella hace estudios de mercado sobre los calvos y convive a manera de desahogo.
  • Descubre un pozo seco en una casa abandonada. La mansión de la horca.
  • Muere el adivino que, por consejo de su esposa, era su especie de consejero espiritual antes de la boda. Por medio de este hecho conocerá a un veterano de la segunda guerra mundial, y sabrá de sus vivencias terribles de la época.
  • Le saldrá una mancha en la mejilla, gracias a la cual conocerá a Nutmeg y Cinnamon, personajes claves en la recuperación de su propia singularidad.

¿Les parece poco? Pues cada una de las vertientes anteriores tiene su propio desarrollo. Como un buen quesillo oaxaqueño, la novela se va enredando más y más, al profundizar el argumento de cada personaje que aparece. Pues para entender la naturaleza del personaje (el pozo incluido), el autor tiene que ir de reversa en el tiempo y contextualizar. Es decir, realizar el propio desarrollo de los implicados en la novela.
No le miento si les digo que, al final de la novela, ya no recuerdas cuál era la premisa inicial.  Bueno, recuerdas lo básico: Nooru pierde a su esposa, Kumiko, y piensa recuperarla a toda costa.
Hay una serie de objetos que se convierten en fetiches: un bate de béisbol, un pozo, el agua. Todos se acomodan de manera armónica, como en un sueño Freudiano, para darle cierto significado a los acontecimientos.
Los sueños, las alucinaciones y las imaginaciones del autor se convierten en una parte fundamental del relato. Como en 1Q84, nos percibimos ya no en un solo mundo, sino en dos. Y lo que se lleva a cabo de un lado de la frontera, tiene consecuencias incontrovertibles de aquel lado del muro. Las dos dimensiones están conectadas.
Lo he dicho otras veces: en mi humilde opinión, el verdadero realismo mágico lo ha creado Murakami, más que la oleada latinoamericana. Murakami es más sutil, más ordenado, menos disruptivo…pero llega un momento en que no sabes si estás leyendo un hecho, un sueño, una evocación o un delirio. Y todos son igual de importantes en la construcción del “Yo”, a juicio del relato.
Creo que no es una novela fácil. Pero creo que estamos escarbando en la década de la mejor producción literaria de este japonés.  Es de esas novelas que pueden forzar el intelecto, y retar nuestros esquemas mentales vigentes. Claro, siempre queda la esperanza de que a los que nos consideramos personajes anodinos, seres anónimos de la gran sociedad masificada, tengamos un giro disruptivo que nos ponga en clave de persecución. Esa persecución que busca la propia singularidad: el sentido de vida.



miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL CONSERVADOR. Estampas del apartheid.

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Sudáfrica nos ha legado, hasta el momento, dos premios Nobel de Literatura: Johan Maxwell Coetzee y Nadine Gordimer. De JMC me declaro admirador, y fiel seguidor. Si estilo literario sabe combinar simplicidad estilística y profundidad psicológica. Acabo de leer una obra de Nadine Gordimer, y me encuentro con sentimientos un tanto disímbolos.

El libro que tengo en mis manos, se titula "El Conservador".  Fue escrito en 1974. El apartheid, en plenitud. Sudáfrica, apartada de mundo y posesionada de Namibia, como una colonia africana de otro país africano. Los jóvenes tienen que cumplir con el servicio militar obligatorio, el cual implica cumplir con varios meses de adiestramiento militar, pero también de misiones militares, en las tierras mencionadas.

En ese contexto se ubica la vida de Mehring. Es un empresario exitoso. Se presume a sí mismo como productor de "lingotes de hierro". Pasa de los cincuenta años, gana bastante bien, y buena parte de su vida reside fuera de Sudáfrica, en viajes de negocios. Atractivo para su edad, tiene una pareja ocasional. Divorciado de su esposa, frecuenta a su hijo con ocasión de vacaciones escolares y otros asuntos propios de la juventud.

Para darle un poco de sabor a su vida, ha decidido comprar un rancho, a una hora de distancia de la ciudad. El cuidador del rancho es un negro, Jacobus, y tiene como vecino a una familia de afrikáners de apellido De Beer. El primer capítulo comienza con el descubrimiento del cadáver de un nombre de raza negra, en la periferia de su propiedad.

La verdad, el primer capítulo sonaba interesante. Ya me preparaba para una buena trama, y un desenlace interesante. Me parece que la historia de Sudáfrica en el siglo XX es uno de los temas más interesantes de la historia. Sin embargo, a mi parecer, creo que la novela nunca termina de inflarse y tomar vuelo.

Los capítulos de la novela son muy variados, tanto en su extensión como en su contenido: ora vemos un episodio de Mehring con su amante, luego presenciamos un episodio en el que él coquetea y juega con una migrante portuguesa dentro de un avión. El hallazgo del cadáver en su finca pasa a ser una mera anécdota de tu vida, y todo lo que ocurre se acomoda en ese mismo nivel de importancia.

¿Cuál es el resultado? Que la línea narrativa se vuelve débil, que la novela se convierte en un escrito primordialmente descriptivo, y que por esa razón el lector puede terminar por fastidiarse, o incluso por no involucrarse con los personajes.

Efectivamente, cada uno de esos capítulos es una preciosa postal: una maravillosa descripción de la campiña sudafricana, una buena lista de cotejo de los prejuicios raciales imperantes, las costumbres de los blancos racistas, el estilo de vida soñado por un viejo rabo verde con personalidad y condescendencia. Más interesantes me resultaron los capítulos en los que narra las costumbres de los pueblos africanos originales. El esfuerzo de los tenderos hindúes por pasar desapercibidos y seguir con su negocio, y el proceso para que una madre negra africana se convierta en hechicera.

Al final, parece convertirse en una novela un tanto nihilista. Los triunfos, el status, las prevendas económicas no sirven de nada. Al final, cometes una imprudencia, mueres en un asalto, y todo tu círculo social se hace el occiso. Necesitarás de los negros de tu finca para que te construyan el ataúd y te entierren en tu propiedad. Una despedida bucólica, soñada, para algunos. Una ignominia para un afrikáner.

Si Terrence Malik fuera un escritor, seguro que hubiera escrito esta novela. Me parece, de repente, sumamente contemplativa. Hay un desequilibrio notable entre la descripción y acción. Por un lado, identifico la denuncia característica de Nadine Gordimer acerca de la situación imperante en su país. Pero la clave de una buena narración, es saber contar una historia. Nos es un libro malo. Al contrario, sus "postales" son auténticamente joyas. Pero no son para todos los gustos. Es más, este libro es para personas sumamente observadoras, capaces de engancharse con los detalles, más que con los personajes.

miércoles, 19 de agosto de 2015

La cuarentena. Evocativa e intensa.



Hablar de Jean Marie Gustave Le Clézio puede originar todo tipo de comentarios. No está en los best sellers de la actualidad. Y quizás nunca lo estuvo. Sin embargo, obtuvo el Premio Nobel de Literatura el año de 2008, y tiene muchos más lazos con México de los que nos imaginamos. Por ello, creo que vale la pena leerlo.

Nacido en Niza, pero de una familia que es originaria de una isla africana, colonia francesa (Mauricio), Jean Marie alterna su residencia en varios lugares del mundo. Incluso, se ha dado tiempo para realizar ensayos históricos y narrativas sobre los pueblos indígenas de México. Dicho de otra manera, es un escritor de estudios y un sociólogo-antropólogo en los hechos.

En este caso, la novela "La cuarentena", tiene una suerte de carga testimonial. Tiene una magnífica carga descriptiva sobre las situaciones de vida y sobrevivencia en esos espacios semiabandonados de Dios y los hombres, como las islas de la colonia decimonómica. Sin embargo, también se lee en primera persona, provocando que el que toma el libro se sienta, de alguna manera, involucrado en el relato.  Además, juega con los espacios de tiempo y lugar, como en una película de Spielberg. Pero mejor.

Vayamos al relato. Leon y Jacques son dos hermanos que pertenecen a una familia de amplio poder e influencia en la Isla Mauricio, colonia francesa donde la caña de azúcar es el principal recurso. Aborrecidos de alguna manera por el patriarca principal de su apellido (Archambaud), han vivido un buen lapso de tiempo en Londres y París. Jacques es doctor, y se casa con Suzanne. Leon, el menor y principal protagonista del libro, siente gran amor hacia ellos dos.

Los tres (Suzanne, Jacques y Leon) toman un barco que los trasladará de Marsella a Mauricio. Atravesarán el Canal de Suez, y recorren el Mar Rojo para adentrarse en el Índico. Hasta aquí, todo es clásico en el escrito: una narrativa de los lugares de recorrido, desde la óptica de un joven. Los lugares, los tiempos, condiciones climáticas, descripciones de juicio sobre los compañeros de viaje. Hay un buen nivel introspectivo en el relato.

Sin embargo, surge un problema: empiezan a enfermarse algunos integrantes de la tripulación. Como medida sanitaria normal en aquella época, el navío no desembarcará en la isla Mauricio. Llegará antes al Islote Plate, a unos kilómetros al norte de la isla de destino, para someter a todos los integrantes del viaje a una cuarentena.

Las condiciones de habitabilidad y hacinamiento en la isla son de lo más lastimero. De antemano, en la isla habitan varios migrantes hindúes y africanos, los cuales también fueron dejados tiempo atrás por motivos similares. La comida llegará -si es que llega- a largos plazos y de manera incierta. Poca agua y pocos recursos. Y el temor de que la viruela se propague por la mayoría de los integrantes del viaje, lo que ocasionaría que nadie acuda en su rescate, y los dejen morir solos.

No hay peor escenario para suscitar una historia de amor. Leon pierde el tiempo recorriendo la isla, acompañando a un pastor cristiano en su recolecta botánica, y comprobando que su hermano y su cuñada sobrellevan la situación lo mejor posible. De repente, sobre las escarpadas rocas, surge una figura mágica. La silueta de una mujer que parece destinada para él. Suryavati.

Leon queda prendado, anonadado, hipnotizado. Día con día buscará toparse con ella, visualmente hablando, para poder contemplar su belleza e imaginar el mejor escenario posible. En este duelo emocional, Suryavati lleva las de ganar. A Leon se le atora un erizo de la cola del pez escorpión en el pie, y la jovencita india acude para curarlo y sanar la herida. Comienza una amistad donde la admiración a la cultura del otro y el amor improvisto constituyen la pate central.

La historia está, en buena medida, dividida en base a cada uno de los días de la cuarentena. A lo largo de esos cuarenta días, ocurren infinidad de cosas en el islote: rebelión de cuiles, hambruna, propagación de la epidemia, la enfermedad de Suzane, y el traslado final de todos los habitantes a la isla Mauricio. Es tiempo de zafra, y todos los brazos en condiciones tienen que ayudar.

Sin embargo, toda la parte histórica queda en segundo plano, cuando atravesamos la historia con el eje que constituye el proceso de aceptación, admiración, amistad, enamoramiento y amor que se teje entre León y Suryavati. Y todo en tan solo 40 días.

La novela funciona como una historia de amor. También funciona como un estudio antropológico de las colonias del siglo XIX. A mi parecer, su funcionamiento más eficaz procede de todos los pensamientos y los ejercicios introspectivos del protagonista principal. Es una novela que tiene acción, historia, aventura, drama y etnología. A mi particular juicio, muy disfrutable.

Le Clézio no es un autor para todos. Pero su narrativa es sumamente sólida. El manejo de los tiempos es sofisticado y eficaz. Nos remonta a 1872, a1889, incluso a 1980. No solamente visualizamos la infancia y herencia de León; también la genealogía de Suryavaty. Y definitivamente, hay historias que contar.

Recomiendo la lectura de "La Cuarentena". Y no para una lectura rápida, de urgencia. Es un libro que, como los tequilas, tenemos que dejar reposar un poco, entre bloques de lectura. De esta manera, su sabor se asentará, sin ser irritante.

sábado, 1 de agosto de 2015

La sombra del mundo.Indigerible.

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Aclaro. Si bien la expresión artística tiene su buena dosis de subjetividad, también hay fundamentales que no se pueden omitir, al momento de analizar una obra. Hay criterios de redacción, prosodia, elaboración de argumentos. Un escalón arriba, encontramos la habilidad narrativa, el equilibrio entre descripción y acción, la complejidad y el manejo del contrapunto, cuando es pertinente.

En un tercer nivel, considero, están otros elementos de juicio: la calidad del producto, lo que viene en el empaque en comparación con el contenido. Cuando el empaque es muy vistoso, y el contenido escaso, tenemos un engaño. O mejor aún, un autor pretensioso. Esperen, esto se pone más interesante; podríamos tener un truco publicitario exitoso.

¿Por qué seleccioné para mi lectura de verano "La sombra del mundo"? Simplemente, por el empaque. Acudí a comprar un par de libros de regalo, y en la sección de novedades me encontré en la trampa. En la cual, por supuesto, caí. Una serie de libros debidamente empaquetados, una editorial de prestigio (Alfaguara), una cintilla con frases elogiosas sobre el autor, y tres recomendaciones sobre la novela y la trascendencia de leerla. Seguramente, inserciones pagadas.

Me dejé llevar por la intuición. ¿Quién es Nir Baram? ¿Será el sucesor de David Grossman o de Amos Oz? Hay una nueva luminaria en el campo literario de la estrella de seis picos, y es la versión judía de Joel Dicker. Un joven que arrasa con su libro, nombrado el libro del año por la revista TimeOut. Así parecía.

Creo que allí estuvo mi error. Mi mente interpretó que era el libro del año, nombrado por la revista TIME. Y los elogios que aparecen en la portada y la contraportada, decían que el autor era como el Dostoievsky del Siglo XXI. Que era una novela revolucionaria, pues al narrar cómo los jóvenes salían a la calle, haría que todos saliéramos a la calle. Total, lo compré.

Escribo estas líneas mes y medio después de haber adquirido el libro. Literalmente, no pude terminar de leer el libro. No de la manera como me gusta leer los libros. Tuve que leer en diagonal varias de las partes. Me dormía continuamente, y me forzaba para terminar de leer un capítulo. Sentía que tenía en frente un montón de líneas que no llevan a nada. Una y otra vez.

¿Cuál es la trama? ¿En qué se basa la premisa? Trataré de explicarla, desde mi muy humilde interpretación. Sigo dudando sobre si tiene trama o premisa. O mejor aún, si es que el planteamiento funciona.

Primera: Un joven israelí anodino, Gabriel Mantsur, se abre camino entre la vida empresarial del Israel de los 80's y 90's al ser comisionado por un amigo, Michael Brookman, para crear una fundación sionista que sea gancho de atracción para inversionistas de todo tipo.

Segunda: Un grupo de jóvenes, inmaduros, semi-empleados y con escasas neuronas, deciden convocar, por ocurrencia, una huelga mundial el 11 del 11 del 11. Esto ocurre en Londres.

Tercera: Tercera, una corporación de consultoría política estadounidense, de afinidades más bien liberales y socialdemócratas, pasa las de Caín ante la renuncia de un miembro, sus revelaciones comprometedoras, y sus fracasos internacionales.

Se supone que, en algún momento del libro, estas tres tramas se unirían, y descubriríamos, en retrospectiva, el santo grial de la crisis internacional de la década pasada. Bueno, pues terminé de leer el libro, y realmente no encuentro el nexo.

Bueno, parece que existe alguno. Gabriel Manzur se vuelve importante, consigue a muchos incautos para que inviertan en el fondo de su amigo. Incluso él tiene todo su capital en ese fondo. Las operaciones de ellos ( y de miles más en Estados Unidos) propician la caída y la quiebra de Lehman Brohthers, y la reacción en cadena de la crisis del 2008. A Gabriel se lo lleva la tristeza, pero no enfrenta cárcel pues fue el parapeto de sus jefes. Obvio, los fondos de Brookman y asociados, se fueron a pique.

Dado que el mundo entra en crisis, hay insatisfacción entre los ninis de Londres. Y un grupo de amigos imberbes (mentalmente hablando) deciden provocar un movimiento que cobrará relevancia mundial, por la tendencia actual de subir todo a las redes mundiales. Algo que empezó como estupidez de juventud, es interpretado por el mundo como un movimiento de protesta soberbiamente fundamentado en una nueva generación que exige el cambio en las estructuras del poder del orbe.

Aclaro que estos jóvenes realmente no son ideólogos ni pensantes. Más bien parecen nihilistas por coincidencia.

Ah! Y la empresa de consultoría estadounidense, no encuentra como lidiar con sus fracasos en asesorías a distintos gobiernos y candidatos, a deserciones de su equipo, a decisiones institucionales de dudosa moralidad, y a enfrentar con una campaña a los ninis estúpidos que convocaron una huelga mundial el 11 del 11 del 11.

LA VERDAD, más que ver estas tres tramas como los ingredientes de una hecatombe mundial, me dejó la impresión de que unos son víctimas de las estupideces de los otros. Y al ser víctima de una estupidez anterior, empujamos una bola de humo con los vientos de nuestra estupidez, indebidamente justificada.

No se empuja una bola de nieve. Una bola de nieve tiene impacto, arrasa, destruye. Una bola de humo solo marea, quita la vista, distrae. Así me sentí a medida que leía este libro.

¿Cómo podría catalogar esta producción literaria? Como una suerte de popurrí donde mezclamos El lobo de Wall Street, El Club de la Pelea, Los protocolos de los Sabios de Sión, Diamantes de Sangre, y Una pareja de Idiotas.  De antemano, al revisar estos títulos de libros y películas, sabemos que no puede surgir nada bueno.

La literatura es encuentro, es interpretación. Es texto, lector y contexto. Quizás no estoy en el contexto adecuado en estos momentos, para poder disfrutar de este libro. Pero la verdad, en estos momentos, mi interpretación me hace ver a un autor bastante pretencioso. Me dice cosas que ya se, y que están mejor contadas en otras obras artísticas. Allí tenemos "Inside Job", "Capitalism, a Love Story", o el documental de Netflix "The Square". En serio, es más productivo su tiempo si observan algunos de estos productos, que la lectura de este libro. En mi humilde opinión.

Y que en el periódico alemán "Frankfurter Allemenie Zeitung" alguien haya dicho (nunca aclaran qué periodista o editorialista del periódico lo dice) que este Nir Baram era el Dostoievsky del siglo XXI, me parece una real estupidez. En "La sombra del mundo", todos los personajes del libro, literalmente, te caen mal. No te involucras con ninguno de ellos. Pueden explotar o desaparecer por combustión espontánea, y te da igual. No hay un proceso interno tangible que nos valide la existencia de un cambio moral en las personas. Hay mucha narración e introspección, pero no lleva a ese resurgimiento ético de sí vemos, efectivamente, en las obras de Dostoievsky.

Pocas veces llego a esta conclusión, cuando hago reseñas o comentarios. Este libro fue una mala experiencia, en lo personal. Ya les hablaré de Le Clézio...y espero tener mejor puntería.

jueves, 18 de junio de 2015

EL IMPOSTOR. Anatomía de una investigación.


Lo admito: me dejé llevar por las credenciales del autor en turno. Javier Cercas puede serlo todo, menos un escritor convencional. Puede gustar, puede ser de culto, puede parecer estrambótico, narcisista incluso. Pero es de los pocos que, hablando de sí mismos, están en realidad hablando de lo que está por fuera de sí mismos.

¿Cómo podemos resumir la obra de Cercas? En pocas palabras, es uno de los principales representantes de la Novela Testimonio, en español. No es un subgénero muy socorrido en la actualidad, ni tampoco es muy atractivo comercialmente hablando. Sin embargo, en mi caso se constituye como un atractivo para experimentar algo diferente, en términos de lectura. En pocas palabras, su libro es un buen reto.

¿De qué trata "El impostor". Trata de la investigación que realiza Javier Cercas sobre uno de los personajes fraudulentos más famosos en la historia de la España reciente: Enric Marco. Un personaje digno de una película. De hecho, un par de directores argentinos ya realizaron una obra alusiva al famoso catalán.

¿Cuál es el motivo principal del libro? Sencillamente, Enric Marco se hizo pasar por prisionero de guerra de los nazis los últimos 30 años. Hasta el 2006. Y a consecuencia de ello, recibió premios, bonos económicos, reconocimientos, entrevistas, invitaciones a numerosos eventos relativos a la España libre, a la guerra civil, y a los horrores de los campos de concentración.

La impostura de Marco (Enric Marco, el catalán. No confundir con el Subcomandante Marcos.) logra ser descubierta hacia finales del año 2005, y el personaje cae en el descrédito total. Así como cobró fama internacional por ser testigo (supuesto) de los horrores del holocausto nazi. inmediatamente fue refundido a los rincones de la España actual por mitómano.

Y aquí tenemos el Génesis del libro. Javier Cercas se encuentra en un prolongado momento de ansiedad. Ha escrito "Anatomía de un instante", es famoso por "Soldados de Salamina", y tiene algo parecido al síndrome de la página dos, que tanto afecta a los escritores. No sabe qué escribir, y no hay temas que lo capturen en esa aventura.

En esa búsqueda aciaga, revisa los reportajes que sobre Enric Marco se hicieron. El personaje le atrae. En su caso (el de Javier), tiene la convicción de que la verdad mata, pero la ficción da vida. Así ha jugado en todos los años que como escritor ejerció y ejerce. Y piensa que, tratar de relatar a Enric Marco tal como es -no como presumió ser- puede constituirse en un bálsamo para su alma.

Si se dan cuenta, hasta ahora he hablado tanto del personaje, como del autor. Así son las obras de Javier Cercas. No sabes definir si el protagonista principal es él, o el sujeto de su narración. No sabes si estás en el taller, para valorar la importancia de la artesanía recién hecha, o bien para justipreciar el esfuerzo del alfarero. Todo un ejemplar de novela testimonial.

A lo largo del libro, el autor nos lleva por el proceso de investigación, a la par que nos acompaña con sus disertaciones sobre lo que encuentra. Debo decirlo, que me resultó muy interesante. No había leído algo parecido a su novela. Y no sabría cómo clasificarlo en otros momentos. Es una mezcla de biografía, autobiografía, reflexión filosófica, manifiesto personal y crónica.

El libro está dividido en cuatro partes. Y el hilo conductor que lo unifica, son dos cronologías: tanto la cronología de la vida de Enric Marco, como la cronología del trabajo y las investigaciones de Javier Cercas fruto de su deseo de escribir sobre sí, y sobre su personaje. Una gran mentira no puede funcionar si no está basada en muchas medias verdades. El principal reto del autor es realizar una sólida investigación de campo y hemerográfica, que le permita constatar si lo que dice el Marco desenmascarado, coincide con lo que nos dicen las huellas de la historia.

Es un libro apasionante. El autor tuvo la oportunidad de grabar y entrevistar a su personaje principal. Y seguramente, tuvo también la osadía de confrontarlo sobre las mentiras que dijo, y las que sigue diciendo. No para vilipendiarlo; simplemente, para comprenderlo.

A través de sus cuatro capítulos, nos asomaremos a cuatro etapas históricas a través de las cuales, el autor quiere categorizar la impostura de Enric Marco: La primera, de su nacimiento (su madre estuvo en el manicomio) a su regreso de Alemania (como trabajador voluntario, no como prisionero de guerra) La segunda, comprende el fin de la guerra, hacia el fin del Franquismo. Y la tercera, en la etapa de los homenajes hasta su descubrimiento como impostor. Hay, además un Epílogo donde el Autor realiza una evaluación seria del proceso, y del personaje.

Debo admitir que el famoso impostor tiene una vida por demás entretenida. Y que es digno de una novela. Verdades o mentiras, la vida de quien nació de una loca, que fue voluntario anarquista, que además vivió un tiempo en Alemania y fue encarcelado, ya merece un ojo de atención. Y si este personaje es un experto en ocultarse y aparecer de pronto, en mostrar muchas personalidades, y en adoptar posturas heroicas, benevolentes, salvíficas y narcisistas....definitivamente merece un libro.

Al final de cuentas, estamos amenazados por la insignificancia de nuestros propios hechos. Y todo mundo busca sus 5 minutos de fama en la televisión, como decimos en México. De no ser así, no existiría "Laura en América". La realidad mata, pero la ficción salva.

lunes, 25 de mayo de 2015

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE NUESTROS PADRES. El nacimiento de un genio literario.


Resulta extraño  descubrir, en una novela, las pistas de otra obra literaria  casi por casualidad. Y resulta que en "Los últimos días de nuestros padres". Podemos descubrir a un Joel Dicker haciendo sus pininos en la literatura. Unos meses después, termina por construir ese monstruo de la literatura veintiunonómica: La verdad sobre el caso Harry Quebert. Y me explico.

¿De qué trata la novela? En esencia, es la historia de un grupo de voluntarios que se preparan para pertenecer al SOE. Nos referimos el Servicio de Operaciones Especiales, un organismo creado por la gran Bretaña para sabotear a los ocupacionistas alemanes, mientras se lucha por ganar la II Guerra Mundial.

Dicho grupo, aparece con Palo a la cabeza. Palo (Jean Paul) es el iniciador de la trama, pues aparece despidiéndose de su padre, sin informarle que en realidad se enrolará en las filas de la resistencia. En medio de una Francia ocupada, su padre es lo único que posee. Y el padre entrará en un juego de extrañar y recordar a su hijo, de manera obsesiva y hasta lacónica, en la espera de su retorno.

Palo se enrola con muchos otros voluntarios: Rana, Claude, Faron, Gordo y Laura. Reciben un entrenamiento propio de ese tipo de equipos, donde se prueba la voluntad y el cuerpo se tonifica. Poco a poco, lo que era una masa informe de voluntarios se convierte en algo parecido a un equipo. Aunque sepan que serán asignados a operaciones diferentes, en lugares remotos del país galo, sienten la necesidad de reunirse cada vez que estén de permiso, o cada vez que pueden.

La narrativa es ágil, y el lenguaje es sencillo. Es un libro mucho más rústico en su estilo que La verdad sobre el caso Harry Quebert. Sin embargo, ya está la germinación de su estilo, al realizar contrapunto con tres personajes. Y su estilo de capítulos cortos, muy cortos.

A su favor, es que aquí siempre la cronología es lineal. Se entiende que pueda realizar el entramado con solvencia. En el caso Harri Quebert, la cronología es, por decirlo brevemente, sumamente irregular. Hay momentos en que se apunta al pasado, otras al presente en otro escenario. No cabe duda que Joel aprendió a jugar con los tiempos.

Al principio, la novela no parece aportar nada original. Nada lejano de Band of Brothers, por ejemplo. El grupo madura, ejerce su profesión con suma eficacia en el entorno francés de la ocupación, y abundan en camaradería cada vez que se pueden reunir. De la amistad entre Laura y Palo, surge un verdadero noviazgo, se juran amor eterno y la muchacha queda embarazada.

Sin embargo, justo después del segundo tercio de la novela, surge el nudo: Jean Paul quiere sacar a su padre de París, ante la inminencia de la invasión aliada. Un agente de la inteligencia alemana lo descubre, y consigue su confesión, a cambio de que dicho agente respete la vida de su padre. El padre nunca se enterará de lo anterior.

En ese ataque de fidelidad -o de cobardía, para otros- Jean Paul se lleva entre las patas a Faron, a una casa de seguridad, y a punto estuvo de llevarse a Laura. El personaje principal se nos muere, casi a mitad de la novela. Y el autor posee la pericia suficiente para llevar a buen puerto la obra literaria, pues sigue su narrativa con los demás personajes. De cualquier manera, todos quedan afectados con las muertes prematuras.

Palo está muerto. Deja una novia y un hijo. La guerra está por terminar, y el equipo del SOE decide que es justo decir al padre lo que en verdad ocurrió a su hijo. Cosa extraña: el agente alemán que atrapó a Palo, siente un deber moral de cumplir con el deseo de que su padre no sufra daño. Lo visita con frecuencia, se hace pasar por un colega de Palo, e incluso falsifica postales para hacer que la esperanza en el progenitor siga vigente.

¿Cómo termina la novela? Con la triste realidad. No es una película Disney. No es Spielberg. En la guerra hay muertes, hay fracasos, hay ganadores y perdedores. Y también los santos cometen actos de violencia y de cobardía.

Definitivamente: "Los últimos días de nuestros padres", es una buena novela. Pero buena, a secas. Tiene un lapso de lasitud en la mitad del escrito, pero tiene en general buen ritmo. Y están incubadas las habilidades de quien creemos será uno de los mejores escritores de principios de siglo.