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lunes, 30 de julio de 2012

Hablando de políticos bribones: El seductor de la patria.


Ahora que estamos de vacaciones, y que el dinero se gasta en viajes, ropa y otros placeres menores, resulta importante dar una mirada a nuestra biblioteca personal. Le he escuchado a Catón -no sé si la frase sea de su autoría- que un libro que no vale la pena volverse a leer, en realidad no vale la pena leer. "Santa Anna, ese espléndido bribón" es la nueva creación de Armando Fuentes Aguirre. Especialista en historia novelada, Catón es admirado y seguido por muchos lectores.

No tengo por el momento los recursos para comprar el libro. Y una absurda ley en México prohibe que se pongan en oferta libros que sean nuevos en su publicación. O sea, que si quiero leer a Catón tengo que desenbolsar los 300 pesos aproximados que cuesta el libro, lo compre en Samborn's, en el Sótano o en la Soriana. Por otro lado, Santa Anna es de esos personajes tan arquetípicos, que dan para que haya muchos autores que hayan escrito sobre el mismo.

Pues resulta que en mi biblioteca personal tenía una novela cuyo tema es precisamente el mentado bribón: "El seductor de la patria", de Enrique Serna. Novela publicada el año de 1999, también puede servirnos para profundizar en el conocimiento del personaje. Estén dispuestos a tragar saliva, y a reirse de nosotros mismos. ¿como fue posible que los mexicanos llegaran a nombrar, hasta por 11 veces, a un personaje tan enfermizo como este General? La respuesta la hemos dado hace apenas unas semanas. Yo mismo me pregunto: ¿cómo hemos permitido el regreso del PRI al poder? De la misma manera que acudieron a Manga de Clavo (hacienda de Santa Anna) para solicitarle un golpe de estado al citado general.

No estoy parafraseando a López Obrador, en uno de sus debates. Este personaje político  también me cae en la punta del dedo chico del pie. Simplemente, la relectura y la reinterpretación me hace ver que en cuestiones de política, los mexicanos hemos estado en el hoyo. Sean las elecciones/imposturas del Siglo XIX, o el proceso democrático del siglo XXI. Preferimos malo por conocido que algo por conocer.

¿Por qué leer una novela sobre un personaje tan despreciable como Santa Anna? Sencillamente porque es el villano favorito de la historia mexicana, junto con Hernán Cortés y con Victoriano Huerta. Pareciera un deporte nacional odiarlos de manera estentórea. Y aquí comienzan los mitos más dañinos de la historia de México. Cortés y sus 500 españoles -mil, cuando tuvo un número máximo de fuerzas- no podían someter a los aztecas sino fue con el apoyo de los texcocanos, totonacas, tlaxcaltecas y otras tribus que los apoyaron.

Santa Anna fue utilizado -manipulado- por conservadores y liberales en vista de su popularidad. Y era de los pocos generales que utilizaban su propio patrimonio para armar a la tropa. Mal armada, claro está. No estoy negando el hecho, al parecer irrefutable, de que es un personaje extramadamente polémico. Pero también es interesantísimo. En sus características tenemos la semilla del político mexicano moderno.

La Novela de Enrique Serna utiliza un tono epistolar. Toda está relatada a manera de cartas. Algunas excepciones son paráfrasis de comunicaciones oficiales, proclamas y cartas de la época narrada. A quien no le guste este género, le costará mucho trabajo leer esta Novela. Si deciden arriesgarse un poquito, encontrarán un relato muy disfrutable.

El relato comienza con una carta que Santa Anna envía a su hijo Manuel, residente en la Habana. Santa Anna, ya olvidado parcialmente, ha recibido un permiso por parte del presidente Lerdo de Tejada (1874) para regresar al país y vivir en la ciudad de México. Ya es un viejo delirante, con poco control de sus esfínteres. Le queda su segunda esposa y su ayudante, quien contestará las cartas y hará de escribiente.

De 1874 nos remontamos a la última década del siglo XVIII, en los orígenes del bribón. El estilo epistolar nos permitirá ir y venir a través de los años, conociendo la vida de Santa Anna, al mismo tiempo que lo podemos imaginar como un viejo decrépito con sus mañas, el suplicio de su segunda esposa Dolores, y los últimos días de su vida.

Episiodios clásicos de la historia de nuestro país aparecerán. Los lugares comunes, necesariamente tendrán que modificarse. Santa Anna no era presidente de México cuando se firman los tratados de Guadalupe Hidalgo; él ya estaba fuera del pais. Los que aquí estaban son los que firmaron la cesión de la mitad más despoblada del territorio mexicano. ¿No era más patriótico continuar con la guerra a invasor? Se dirá que ya no teníamos recursos, como si antes sí los tuviéramos. Si, Santa Anna era un bribón y un auténtico patán, pero había quienes querían entregarle todo el país a los gringos...como hubo quiénes se lo entregaron a los franchutes. Y esos son los que tildan a su Alteza Serenísma del peor villano en la historia del pais. Me refiero a Santa Anna, porque Miguel Hidalgo también utilizó ese título cuando residió temporalmente en Guadalajara. No se vayan a confundir. O quizás están más confusos con lo que escribí líneas arriba.

Lo divertido de esta novela, es que bien podemos leer una carta de Santa Anna, donde cuenta su versión de los hechos de determinada batalla o equis acontecimiento. Inmediatamente después nos anexan un comunicado oficial o una carta de otra persona, donde nos cuentan casi lo contrario. Meterse a la historia de México es como meterse a un campo de tiro. Estamos a dos fuegos y ninguna versión de los hechos es lo suficientemente imparcial. Pero todas las versiones son dignas de leerse.

En esta novela el lector encontrará lo clásico que el mexicano promedio sabe sobre su historia, y mucho más. Los inicios del seductor, sus pasiones por las mujeres, los gallos y las apuestas. Sus cambios de realista a independentista, de monárquico a republicano, de conservador a liberal. La invasión española del 28, la independencia de Aguascalientes (por una mujer), la guerra de Tejas y la derrota de San Jacinto (¿por otra mujer?), la intervención francesa y su pata de palo. Sobra mencionar la guerra contra USA, la cesión del norte de México, sus últimas dictaduras y la Revolución de Ayutla. Detalles deliciosos hacen la lectura un tanto amena, en medio de la confusión que para algunos puede causar el género epistolar.

Amigos lectores, interésense por este tipo de novelas. Personajes polémicos dan para que leamos una o más versiones de su historia. EL SEDUCTOR DE LA PATRIA, de Enrique Serna, es una novela interesante en ese sentido.

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