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martes, 24 de octubre de 2017

Los asesinos del Emperador. Posteguillo en su mero mole.




Santiago Posteguillo es un digno representante de la novela histórica en español. Es una opinión sumamente subjetiva, pero me parece que su estilo es la combinación perfecta entre Valerio Massimo Manfredi y Ken Follet. Con la gran particularidad: lo suyo es Roma, antes y durante el Imperio.


Todas sus dotes de historiados y de escritor creativo están plasmadas en la mayoría de sus obras. Con sumo placer leí dos de su primer trilogía, dedicada al Romano Escipión. Ahora devoré su primera entrega dedicada a la trilogía de Trajano.

Si bien tiene una trilogía dedicada a Publio Cornelio Escipión, el contexto en que se redacta la trilogía de Trajano adhiere elementos que serán más familiares para los lectores occidentales. Hay la oportunidad de enlazar la historia de Roma con la historia del cristianismo.

Lo que ha mostrado Santiago Posteguillo con esta entrega novelística es que es un maestro en el arte de la literatura asincrónica, en el contrapunto y en la narrativa compleja en elementos, pero simple en su conducto.

Si algún lector no es necesariamente un aficionado a la historia, o siquiera fan de la cultura latina, tampoco sentirá este libro como un lastre, como una obligación por cumplir.

Y para los que somos fans de la historia, admiradores de la cultura romana junto con todas las grandes aportaciones que todavía cuelgan de los méritos del acervo occidental moderno, el libro resulta un deleite al paladar. Por quince días dediqué la mayor parte de mis espacios libres a dos cosas: pasear a mi perro y leer este libro. Fuera Netflix y Amazon.

Repasemos algunos elementos de la historia propuesta en "Los asesinos del Emperador".

El libro comienza con los prolegómenos de la confabulación realizada para asesinar a Domiciano. Emperador de infausta memoria. Para los católicos, conocido por encabezar la segunda persecución contra los cristianos. Para los filorromanos, famoso por gobernar de manera veleidosa y suicida, dejando al imperio romano en una situación sumamente delicada.

Trajano está encargado de resguardar la frontera norte el Imperio. De familia hispana, tradicionalmente leales a los emperadores. Se entera de una conspiración para asesinar a Domiciano, encabezada por el Senador Sura. Los dos hombres más poderosos fuera de la ciudad de Roma, comprometen su neutralidad ante la posibilidad de conflicto, en caso de completarse el homicidio. Esos hombres son Trajano (norte) y Longino (oriente).

Mientras contemplamos la evolución del plan asesino, con protagonismo de la esposa, el consejero, los senadores y un grupo de gladiadores, Santiago nos devuelve al pasado, con las proezas de Trajano padre, y la configuración del carácter de Trajano hijo. Un retroceso de casi 30 años que nos permite contextualizar el carácter del futuro emperador, sus proezas militares y el origen del cristianismo.

Rápidamente, contemplaremos una pasarela de seis emperadores: Nerón, Galva, Vespasiano, Tito y Domiciano. Auge y decadencia de la Dinastía Flavia. Y el advenimiento de una nueva generación de emperadores, con talante de estadistas y costumbres un tanto estoicas.

De esta forma, se nos narra el Sitio y destrucción de Jerusalén. El escape de los cristianos y el tormento de Juan. Trajano padre como eficaz militar bajo el mando de Vespasiano y Tito. Trajano hijo como eficiente resguardo de la frontera germana. Decadencia de las instituciones imperiales, y poder de los pretorianos. Y un odio acumulado hacia un emperador venal y asesino, que provoca lo imposible: una conjura entre senadores, militares, pretorianos rebeldes y gladiadores, para apoyarse en la esposa del emperador y terminar con la vida del maldito personaje.

Se cuenta en cuatro párrafos, pero se disfruta en un libro de más de mil páginas. La narrativa es en general ágil, aunque sí requiere dedicación. Y gusto por los detalles.




Es una clase de narrativa, pero también es una clase de historia: a Santiago le gusta llamar a las cosas por su nombre, incluso si es de origen latino. Con la lectura viene la cultura, y aprendemos la raíz latina de muchos de los términos coloquiales.

Definitivamente es un libro que volvería a leer. Y Santiago, es mejor historiador que escritor. Llena sus libros de referencias históricas, buscando la exactitud. Los huevos los llena de forma verosímil, sin estirar los detalles para crear escándalo. El mundo romano se presta a todo tipo de perversiones, pero el autor se centra en la historia más que en los detalles amarillistas del contexto.

Y lo mejor de su narrativa, es la forma como plantea las batallas. Una delicia en literatura militar.

Así como lo volvería a leer, tengo que recomendarlo. Es una magnífica puerta de entrada a la época dorada del Imperio romano.

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https://www.youtube.com/watch?v=QeL8QszZJm8

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