Antes de empezar a hablar del
citado libro, creo que debo de introducirlos a su autor. Benjamin Black es el
seudónimo de John Banville, autor irlandés de creciente éxito contemporáneo. Al
parecer, es muy aclamado en tierras celtas y sajonas. Bajo su nombre real, ha
publicado varias novelas, obteniendo el premio Franza Kaftka. De unos 5 años
para acá, ha escrito novelas de tamaño mediano, con relativo éxito, bajo el
patrocinio de Benjamin Black. Básicamente explota los subgéneros de novela
policiaca y novela negra.
“Venganza” es una novela negra,
de tamaño medio. En su edición en español, no supera las trescientas páginas.
El ambiente es excesivamente irlandés, por lo que resulta un tanto indigerible
en su lectura para quienes no estamos familiarizados con la cultura británica
contemporánea. Lo que quiero decir con todo este preámbulo es que quien tome
este libro en sus manos, no necesariamente lo va a disfrutar.
Como personajes, tenemos al
inspector Hackett y su amigo, el doctor Quirke. Juntos comenzarán la
investigación relacionada con la muerte del señor Victor Delahaye, por el
momento cabeza visible del clan. Los Delahaye y los Clancy son dos familias
irlandesas que se asociaron para crear un emporio en cuestiones metalmecánica y
de transporte.
De hecho, el libro comienza
calientito, con la muerte de Víctor. Lo interesante es que su muerte no es para
nada misteriosa. El cómo es tácito: se pega un tiro, suicidándose, enfrente del
hijo de su socio, mientras navegaban en altamar. En un arranque de obnubilación
mental, el otro tripulante (David Clancy) tira la pistola al mar y observa de
manera angustiosa e impotente la muerte del socio de su padre. Dado que en el
barco solo iban ellos dos, tardará en ser rescatado ante su impericia naval.
De hecho, la premisa inicial del
libro no busca responder el cómo. Busca responder el por qué. Si bien las
circunstancias hacen que todo mundo sospeche de la muerte, el inspector y su
amigo observan las actitudes posteriores de todos los relacionados con Víctor,
y plantean hipótesis sobre el hecho. ¿Quién se beneficia? ¿Qué provocaría que
Víctor se quisiera suicidar?
Todos son sospechosos: Jonas y
James, hijos gemelos de aparente frivolidad. Mona, la viuda alegre quince años
más joven. Maggie, la hermana posesiva y neurótica de Víctor. Y podemos contar
a Jack, el socio despechado, o su hijo David, testigo involuntario del
suicidio. Una familia protestante y otra
católica, a mediados del siglo XX.
Poco a poco surge un entramado de
intereses poco legítimos, manejos accionarios riesgosos, y rencores enterrados
entre los miembros de ambos clanes. La impasividad de los hijos y la viuda
ponen el tono irónico a la situación. En esas estamos cuando el socio de
Víctor, Jack, aparece muerto, también en su barco. Demasiadas coincidencias
hacen que los mejores instintos detectivescos de Hackett salgan a la palestra.
Quirke le apoya, pero se involucra de más con los implicados, lo que le poner
una pisca de riesgo a sus actuaciones. Lo importante es descubrir el desenlace
final, y descubrir, si es el caso, al autor del asesinato.
Debo reconocer que me costó un
poco de trabajo terminar de leer este libro. NO me resultó tan atractivo como
otros que he repasado últimamente, a pesar de su tamaño. El libro tiene mucha
introspección y poca acción; básicamente cargada hacia el final de la lectura,
que es cuando se pone mejor. Es un libro que describe ampliamente escenarios y
pensamientos de los participantes, por lo que leerlo de a poquito hace que a
uno le cueste trabajo retomarlo.
Es un buen libro para leerlo de
golpe. Y el traductor pudo contextualizar más, porque ni la edición en español
ayuda en ese sentido (¿te imaginas buscando calderilla en tu bolsillo para
hablar por teléfono?). Los planteamientos son interesantes y lógicos, y los
personajes adecuadamente desarrollados. Pero el libro es un tanto pesado si no
te gusta el género y si no estás familiarizado con el lenguaje, costumbre y el
patrimonio cultural irlandés. O siquiera británico.
En pocas palabras, es un libro
hecho para el mercado sajón, y resulta difícil sacarlo de ese contexto. No me
atrevo a recomendarlo a todos, pero sí invito a su lectura a quienes cumplan
con los requisitos escritos líneas arriba.
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