Con Homero pasa lo mismo. Dejemos de lado las polémicas suscitadas por los investigadores en años recientes. ¿Existió Homero? ¿Era hombre o mujer? ¿Eran varios, o uno solo? El libro de cabecera, el vademécum sobre los valores de la cultura griega y romana (por lo tanto, de la cultura occidental) era un libro para ser contado, ni siquiera para ser leído. Todo mundo habla de los personajes, y cuenta la historia como si realmente la hubiera escuchado. Si preguntamos a la mayoría en qué género estaba escrita la Iliada, nos llevaremos desagradables sorpresas. En la actualidad nos presentan un producto sobre-masticado y mal digerido. Una película en la que Aquiles es Brad Pitt y Héctor es Erik Bana.
Pero tampoco seamos demasiado severos. Si tomamos un ejemplar de la Iliada, basado en las copias más antiguas, puede resultar ilegible para nuestro estilo y nuestro tiempo. Y la historia de Helena, de Paris, de Aquiles y Ayax...merece ser contada. Amerita ser conocida por todas las generaciones.
Un reto para los corazones inquietos consiste en tomar las grandes obras de la antigüedad, y tratar de leerla, adaptándonos nosotros a la obra. Se necesita mucha cultura, sentido de exégesis y capacidad de contextualización. Poco a poco, con una gran capacidad de introspección, se pueden rezar los versos que componen los cantos de la conquista de Ilión.
El camino fácil (posiblemente el más adecuado para principiantes) es tomar una de tantas adaptaciones que hay sobre la obra original. Ya no en verso, sino en una narrativa sencilla, podemos escrutar sobre cada una de las batallas, sobre el proceso de alianzas, sobre los sentimientos humanos más impredecibles, que nos hacen suponer que tanto el amor como la venganza pueden causar las mayores conquistas de la historia.
Y como camino intermedio, tenemos a Valerio Massimo Manfredi. Uno de mis escritores favoritos. De hecho, primero es historiador y arqueólogo, y luego novelista. "Odiseo, el juramento" Es el último producto novelado de sus últimas investigaciones y reinterpretaciones sobre un acontecimiento que, con los descubrimientos arqueológicos del siglo antepasado, tenemos certeza de que sucedió.
Tanto la Iliada como la Odisea están escritas en tercera persona. Esto nos ubica como espectadores, un tanto ajenos, de los acontecimientos narrados. Valerio apuesta a ponernos como parte de la acción, y se sumerge en el personaje de Odiseo (Ulises, pa`la raza). Como todo buen cocinero, no nos lleva al banquete de inmediato. Nos hace pasar a su casa, nos prepara aperitivos, y nos acerca al delicioso aroma de las viandas. Nos prepara de la manera adecuada, demostrándonos todo lo que ocurrió para que semejante conflagración se llevara a cabo. Y cuidado señores, Valerio Massimo Manfredi no es Francisco Martín Moreno: no llena los huecos a la ligera. Lo que escribe refleja el texto, la fuente, y se apega a la verosimilitud.
No nos entretiene con descripciones demasiado largas y quisquillosas. Hay un equilibrio adecuado entre descripción y acción. También hay un equilibrio entre el pensamiento de Ulises y lo que ocurre a su alrededor. La novela fluye con naturalidad, y uno, a medida que avanza, quiere llegar a ese choque de trenes que constituyó la conquista de Troya.
Una propuesta válida: conocer a Odiseo desde su infancia, acompañarlo a la visita de su abuelo, el rey lobo que es despreciado por sus pares. Arriesgar la vida es parte del aprendizaje y, en la gran mayoría de los casos, la inteligencia supera a la fuerza. ¿Por qué mueren Heracles y Aquiles, pero Ulises sobrevive a todas las pruebas? Hay que descubrirlo con la lectura de esta novela, y con una segunda parte que se infiere una vez terminada ésta.
Una buena novela, una posible autobiografía de Ulises. Si eres aficionado de la época, del autor, del género o de la literatura en general, disfrutarás viendo crecer a Odiseo y convertirse en el factor clave, en el mejor modelo a seguir para los griegos, los romanos, los occidentales.....para nosotros.
Recomendable, y disfrutable. Si pueden, adquiéranla.
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