DEMOCRACIA Y TRANSICIÓN POLÍTICA. MÉXICO 2012.
Eduardo Campos Hernández. Octubre 2012.
Tenemos una clase política que nos merecemos, ya sea
porque nuestra sociedad los ha producido, o simplemente porque les hemos
permitido ocupar el lugar preponderante que ahora dominan. Hablar de un
político en México significa que hablemos muy bien en su cara, pero muy mal a
sus espaldas. ¿Ven por qué afirmo que tenemos los políticos que nos merecemos?
Y si tenemos políticos a nuestro
mérito, resulta obvio concluir que tenemos el gobierno que nos merecemos,
hayamos votado o no por el candidato del partido ganador. Me resultó sorprendentemente
intrigante, en mi reciente labor como
Consejero Electoral Distrital, descubrir las excentricidades propias de la
cultura política mexicana. Ante la sociedad, todos los candidatos se anuncian
como CIUDADANOS, antes que como
integrantes de un partido. Al momento del conteo electoral, los representantes
priorizaban defender a los candidatos PARTIDISTAS,
dejando un poco a su suerte a los que se jactaron de ser ciudadanos. Un simple
ejemplo de las caras que exhiben nuestros políticos en estos momentos tan
cruciales para la vida social mexicana.
Respecto de nuestro sistema electoral, basamos nuestros
avances en nuestras desilusiones. En el subsuelo de la personalidad del
mexicano, están latentes las añoranzas de un tlatoani, de Su Majestad, de un cacique, de un libertador omnipotente.
Renegamos de ellos, pero los tenemos en las cervezas, en los chocolates, en
nuestras calles y nuestras monedas. ¿Por qué deberíamos de ser diferentes
ahora? Siempre vivimos, históricamente hablando, bajo la mano que después de
aplicar el “garrotazo” también nos otorgaba un ligero apapacho. Ahora, que
debimos – y debemos- comportarnos como adultos en eso de ejercer la democracia
y las funciones políticas, resulta que los políticos que elegimos (elegir, en
este caso, no significa que hayas votado por ellos) se comportan de cualquier
manera, contraria a la que esperábamos.
México, por mucho tiempo, estuvo hecho para simular
la democracia, no para ejercerla. Hace apenas unos años, creímos que la
alternancia en el poder nos daría el gran salto de calidad en cuanto a
gobernanza. Tremendo fiasco nos llevamos. Las dos últimas elecciones
presidenciales nos han llevado a una postración postelectoral, que produce una
suerte de insatisfacción. Y las modificaciones al sistema electoral
tampoco nos dejan bien parados.
Finalmente, creo que, aunque a
primera vista, el tono de mis palabras suene un tanto sombrío, en realidad yo
veo la situación actual con una serie de luces y sombras. Quisiera enumerarlas
a continuación.
SOMBRAS:
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La
alternancia no nos trajo -no nos traerá- por sí sola, cambios de gran magnitud en el buen gobierno de nuestro país.
-
La
corrupción no es un problema partidista. Es un problema cultural. La vivimos
en nuestra familia, en nuestro trabajo, en todas nuestras instituciones, cuando
preferimos la palanca y el amiguismo al mérito propio.
-
¿Hay nuevas
generaciones en la política? De ninguna manera. Paradójicamente,
en un país donde la reelección en cualquier puesto está terminantemente
prohibida, los chapulines abundan por doquier. De diputados locales a
federales, de funcionarios estatales o federales a senadores, lo que importa es
seguir viviendo del presupuesto. Desde mi adolescencia, recuerdo a Beltrones en
algún puesto político. Diputado, senador, diputado, gobernador. Ricardo Monreal
tiene a sus 3 hermanos metidos en política, todos en partidos diferentes. El
fue priísta, perredista, petista…ahora del Movimiento Ciudadano. Javier Lozano, el “Perro Aguayo” de los senadores
panistas, era hace una década, ferviente Salinista y Zedillista. Del Niño verde
ni siquiera quiero hablar. No merece unas líneas. Desde 1994 vive del
presupuesto.
-
Buena parte de la sociedad mexicana se debate entre dos estados: el individualismo que se
desentiende de los problemas del país (mientras no le afecten a ellos), y el
pandillerismo ideológico que llama al exterminio de quien no comparte cierta
ideología o punto de vista.
-
Corremos el riesgo de que el miedo sea el criterio principal de nuestras decisiones. Ha sido
patente su influencia en las elecciones. Las pasadas y las recientes. Somos una
sociedad que no arriesga; prefiere conservar lo pobremente adquirido a ser
proactivos y buscar cambios fundamentales.
-
No tenemos un
proyecto único de nación. Las visiones de los partidos políticos, por más
que se presuman como análogas en los QUÉ, realmente son diferentes en los COMO.
En un país dividido, los que avanzan más lo hacen a costa de los que se quedan.
¿No es eso lo que nos ha pasado los últimos años? Exportamos migrantes, pero
importamos futbolistas generalmente bien pagados. Según el periódico El
Economista, conviven en nuestro país 52 millones de pobres, junto al hombre más
rico del mundo. De hecho, junto a 11 millonarios de la lista de Forbes.
LUCES:
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La pluralidad
es un hecho ineludible en el México del 2012. Si alguien lo duda, vea el
Documental “Hecho en México”, de reciente aparición. Desde mi punto de vista,
la pluralidad enriquece mucho más de lo que obstaculiza.
-
Ya no es el país “del Chavo del Ocho”, que se creía
todo lo que le contaban. Esa ingenuidad
está enterrada. Aunque tenemos una ley de transparencia en proceso de
mejora, es incluso mucho mejor que las que tienen otros países desarrollados.
Ya hay varias opciones para leer, ver o escuchar noticieros. Y eso es
irreversible.
-
Las organizaciones
de la sociedad civil han aumentado prodigiosamente en los últimos años. Los
héroes del Siglo XXI suplirán a los Hidalgo, Morelos, Madero y Juárez. Hablo de
Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace, Javier Sicilia y María Elena
Morera. A lo mejor no aparecerán en los libros de texto, pues resultan
incómodos al gobierno y a los políticos. Han desnudado la ineficacia de un
sistema político actual. Es labor de nosotros como sociedad lograr que su labor
perdure y se reproduzca en muchos de nosotros.
-
Los candidatos presidenciales han estado, más expuestos que nunca, a las
interrogantes y requerimientos de la sociedad civil. Han tenido que participar
en numerosos foros, incluso algunos se negaron a participar o dar respuesta. La
mejor herramienta que tenemos es la información, y debemos de ser hasta cierto
punto inquisidores con quienes nos gobiernan. Si no se atreven a obrar bien por
conveniencia, lo harán por vigilancia.
Desde Chile le saludo..
ResponderEliminarMuy buen análisis, aplicable a Chile también. Vivir del presupuesto..pandillerismo político, etc. Todo es conveniencia no convicción.