Vende mucho. Ya sea cualquier escándalo de pederastia, sin importar la denominación religiosa a la cual pertenezca determinado líder. O bien las revelaciones sorprendentes sobre la doble vida -o la vida privada publicada súbitamente- que demuestren las ya tan elocuentes y comunes incoherencias que manifiesten nuestros referentes morales modernos.
Sodoma se basa en esa premisa. Publicada el mismo día en el que hay una reunión especial en el Vaticano, con el fin de tratar esos temas y establecer estrategias contra el abuso sexual de menores. El libro es, paradójicamente, como el autor: un poco de todo, aunque es nada de un todo completo.
Me explico. Frédéric Martel es un escritor, investigador y periodista francés. No creyente, homosexual que asume, vive y hasta proclama su propia vivencia de su condición sexual. Esa mezcla de Sociología, Filosofía, Ciencias Políticas y Derecho que constituyen su acervo de títulos académicos, provocan que en su escritura pareciera que vamos en un carro tirado por varios caballos; los cuales, a su vez, de repente tiran en diferentes direcciones. Y el ego del autor aderezando todas sus aseveraciones.
El resultado vectorial de dicha combinación de fuerzas es una línea un tanto errática que, de repente, no llega al lugar deseado. Si nos ponemos un tanto puristas, el libro no es una investigación, no es un ensayo, no es una novela testimonial, no es un relato verídico. O bien, una argamasa perfectamente atractiva y vendible, que al momento de escudriñarla, puede deshacerse en nuestras manos. Como un pastel cuya masa no cuajó bien, a pesar de ingredientes tan ricos.
Si quieren leer un auténtico reporte periodístico sobre el tema, pues tenemos "Spotlight" en relación a las investigaciones realizadas por un equipo especial de The Boston Globe durante varios años. O bien, al par de reporteros norteamericanos __________________ cuyo libro____________ retrata magníficamente la magnitud de los abusos de sacerdotes norteamericanos en menores de edad. Con una buena apostilla sobre la explotación económica que hace Regnum Christy y los secuaces de Marcial Maciel respecto de sus seguidores. Publicado hace 15 años, cuando era más valiente decirlo.
En fin. El reportero tarda 4 años en redactar y escribir el libro. Aproximadamente un 25% de los prelados que entrevistó a profundidad, ya están muertos. Publica una afirmación cualitativa " El 80% de los sacerdotes del Vaticano son homosexuales", cuando ese dato es realmente una conjetura de un entrevistado, y la investigación que él realiza es descriptiva. Craso error de Metodología de la Investigación, pero excelente truco publicitario.
De que la Iglesia está en su peor crisis desde la Reforma Protestante, es indudable. De que buena parte de los sacerdotes en nuestro país parecen actuar pastoralmente como si nada hubiera pasado, es evidente y me parece peor. Que el tema de la homosexualidad dentro de los seminarios, los centros de formación y el clero es un tema más espinoso y difícil de tratar, lo reconozco. ¿En algo podría contribuir este libro para que la sociedad empuje a la Iglesia a resolverlos? El tono y la narrativa indica que se prestará más a la descalificación, por la misma ambiguedad redactiva. Y al descalificar automáticamente al rival, se minimiza lo que dice y se evita la posibilidad de revisión y autocrítica.
Como lectura -más allá de una investigación o denuncia- no me parece un libro malo. En la mayoría de sus partes, es realmente entretenido. Para un servidor, que fue criado en instituciones religiosas y que algo le va a la filosofía, resultó muy interesante la tesis que propone respecto de los humanistas cristianos franceses. Jaques Maritain, Jean Guiton, Gabriel Marcel y otros que fueron la base del mensamiento moral cristiano decimonómico. Obvio, para él todos fueron homosexuales. Pero esa pedagogía pastoral sobre el manejo de la propia homosexualidad que se deriva de sus ideas sí parece coincidir con lo que se pedía o se esperaba de los aspirantes a sacerdotes de los últimos dos siglos: si lo eres, aguántate. Si caes, levántate. Si no eres santo, sé prudente. Si no eres casto, sé cauto.
Que afirme con la mayor ligereza que de los últimos 5 papas, al menos 3 eran homosexuales reprimidos, es un atrevimiento insuficientemente sustentado. En una misma sección de su libro, Benedicto pasa de ser homofílico a tener un "crush" con su secretario particular. Al final, tiene que reconocer que no tiene evidencias de que Benedicto sea homosexual, pero sí de que combatió ideológicamente la visión liberal sobre ella dentro de la iglesia. Gracias, pero no se necesitaba una investigación para demostrar lo anterior.
Francisco es quien sale mejor "parado", valga la expresión. Heterosexual confirmado -macho calado, dicen en mis tierras- tiene una visión pastoral más comprensiva respecto de los homosexuales dentro de la Iglesia Católica. Pero enfrenta la férrea oposición de un montón de cardenales europeos con sede en el vaticano, la gran mayoría con una doble vida escandalosa y frecuentes usuarios de redes de prostitución y antros gay en Roma -sic-. Lo curioso es que al final afirma que no existe un Lobby Gay, como se afirmó en mucho tiempo. Otra vez el revuelo para llegar a nada.
Lo mejor, sus reflexiones sobre el humanismo cristiano y el derecho que tienen los homosexuales a ser felices, sin importar en dónde se encuentren, hablando de este valle de lágrimas. También la anécdota final, en relación a un sacerdote que fue vicario de su pueblo en su tierna infancia, me pareció fantástica y reveladora. Si ese tono lo hubiera logrado comunicar a lo largo del libro, creo que lograría mucho más que mezclando el escándalo con el dolor profundo que experimentan aquellas personas que tienen que vivir en el clóset.
Léalo el que lo quiera. Pero no creo que sea conveniente formar verdades a partir de conjeturas. Eso es salir reprobado tanto en lógica como en pensamiento científico.
Sodoma se basa en esa premisa. Publicada el mismo día en el que hay una reunión especial en el Vaticano, con el fin de tratar esos temas y establecer estrategias contra el abuso sexual de menores. El libro es, paradójicamente, como el autor: un poco de todo, aunque es nada de un todo completo.
Me explico. Frédéric Martel es un escritor, investigador y periodista francés. No creyente, homosexual que asume, vive y hasta proclama su propia vivencia de su condición sexual. Esa mezcla de Sociología, Filosofía, Ciencias Políticas y Derecho que constituyen su acervo de títulos académicos, provocan que en su escritura pareciera que vamos en un carro tirado por varios caballos; los cuales, a su vez, de repente tiran en diferentes direcciones. Y el ego del autor aderezando todas sus aseveraciones.
El resultado vectorial de dicha combinación de fuerzas es una línea un tanto errática que, de repente, no llega al lugar deseado. Si nos ponemos un tanto puristas, el libro no es una investigación, no es un ensayo, no es una novela testimonial, no es un relato verídico. O bien, una argamasa perfectamente atractiva y vendible, que al momento de escudriñarla, puede deshacerse en nuestras manos. Como un pastel cuya masa no cuajó bien, a pesar de ingredientes tan ricos.
Si quieren leer un auténtico reporte periodístico sobre el tema, pues tenemos "Spotlight" en relación a las investigaciones realizadas por un equipo especial de The Boston Globe durante varios años. O bien, al par de reporteros norteamericanos __________________ cuyo libro____________ retrata magníficamente la magnitud de los abusos de sacerdotes norteamericanos en menores de edad. Con una buena apostilla sobre la explotación económica que hace Regnum Christy y los secuaces de Marcial Maciel respecto de sus seguidores. Publicado hace 15 años, cuando era más valiente decirlo.
En fin. El reportero tarda 4 años en redactar y escribir el libro. Aproximadamente un 25% de los prelados que entrevistó a profundidad, ya están muertos. Publica una afirmación cualitativa " El 80% de los sacerdotes del Vaticano son homosexuales", cuando ese dato es realmente una conjetura de un entrevistado, y la investigación que él realiza es descriptiva. Craso error de Metodología de la Investigación, pero excelente truco publicitario.
De que la Iglesia está en su peor crisis desde la Reforma Protestante, es indudable. De que buena parte de los sacerdotes en nuestro país parecen actuar pastoralmente como si nada hubiera pasado, es evidente y me parece peor. Que el tema de la homosexualidad dentro de los seminarios, los centros de formación y el clero es un tema más espinoso y difícil de tratar, lo reconozco. ¿En algo podría contribuir este libro para que la sociedad empuje a la Iglesia a resolverlos? El tono y la narrativa indica que se prestará más a la descalificación, por la misma ambiguedad redactiva. Y al descalificar automáticamente al rival, se minimiza lo que dice y se evita la posibilidad de revisión y autocrítica.
Como lectura -más allá de una investigación o denuncia- no me parece un libro malo. En la mayoría de sus partes, es realmente entretenido. Para un servidor, que fue criado en instituciones religiosas y que algo le va a la filosofía, resultó muy interesante la tesis que propone respecto de los humanistas cristianos franceses. Jaques Maritain, Jean Guiton, Gabriel Marcel y otros que fueron la base del mensamiento moral cristiano decimonómico. Obvio, para él todos fueron homosexuales. Pero esa pedagogía pastoral sobre el manejo de la propia homosexualidad que se deriva de sus ideas sí parece coincidir con lo que se pedía o se esperaba de los aspirantes a sacerdotes de los últimos dos siglos: si lo eres, aguántate. Si caes, levántate. Si no eres santo, sé prudente. Si no eres casto, sé cauto.
Que afirme con la mayor ligereza que de los últimos 5 papas, al menos 3 eran homosexuales reprimidos, es un atrevimiento insuficientemente sustentado. En una misma sección de su libro, Benedicto pasa de ser homofílico a tener un "crush" con su secretario particular. Al final, tiene que reconocer que no tiene evidencias de que Benedicto sea homosexual, pero sí de que combatió ideológicamente la visión liberal sobre ella dentro de la iglesia. Gracias, pero no se necesitaba una investigación para demostrar lo anterior.
Francisco es quien sale mejor "parado", valga la expresión. Heterosexual confirmado -macho calado, dicen en mis tierras- tiene una visión pastoral más comprensiva respecto de los homosexuales dentro de la Iglesia Católica. Pero enfrenta la férrea oposición de un montón de cardenales europeos con sede en el vaticano, la gran mayoría con una doble vida escandalosa y frecuentes usuarios de redes de prostitución y antros gay en Roma -sic-. Lo curioso es que al final afirma que no existe un Lobby Gay, como se afirmó en mucho tiempo. Otra vez el revuelo para llegar a nada.
Lo mejor, sus reflexiones sobre el humanismo cristiano y el derecho que tienen los homosexuales a ser felices, sin importar en dónde se encuentren, hablando de este valle de lágrimas. También la anécdota final, en relación a un sacerdote que fue vicario de su pueblo en su tierna infancia, me pareció fantástica y reveladora. Si ese tono lo hubiera logrado comunicar a lo largo del libro, creo que lograría mucho más que mezclando el escándalo con el dolor profundo que experimentan aquellas personas que tienen que vivir en el clóset.
Léalo el que lo quiera. Pero no creo que sea conveniente formar verdades a partir de conjeturas. Eso es salir reprobado tanto en lógica como en pensamiento científico.